Solalinde se suma: que se refunde el país

AutorArturo Rodríguez García

El nombre de Alejandro Solalinde suele asociarse a la defensa de los derechos humanos, a los migrantes indocumentados y a los movimientos sociales. En estos días el sacerdote está inmerso en su adhesión a la convocatoria del obispo Raúl Vera para desarrollar un nuevo orden constitucional y refundar el Estado. En un país de histórico rechazo a la implicación de curas en los asuntos políticos, Solalinde cuestiona lo mismo a la jerarquía eclesiástica que a la estatal; acusa por igual tergiversaciones y ambiciones en la Biblia -"escrita por machistas y misóginos"- que en la Constitución por las reformas estructurales de calado neoliberal, o califica de mentira el dogma de la creación o la doctrina del pecado original tanto como la promesa de desarrollo económico de los gobiernos o sus políticas de seguridad.

En la entrevista con Proceso la noche del miércoles 14 no mantuvo en secreto ninguna de sus convicciones. Simplemente, afirma, nadie se las había preguntado y cuando se le inquiere la línea teológica que lo inspira, la identifica: se llama teología basilial.

Llega puntual. En torno a él se movilizan guardaespaldas que establecen un perímetro, movimiento inusual pues no se trata de un príncipe de la Iglesia, no goza de rango arzobispal ni puede llamársele heredero de los 12 apóstoles como a un obispo. Pero Solalinde, quien se declara misionero, es incómodo a grupos criminales y gubernamentales, así que es un blanco buscado por muchos.

Sin embargo, afirma no temer a la muerte por su fe en la vida eterna y también porque, asevera, ya nada detiene el despertar de la sociedad tras lo ocurrido con los jóvenes de Ayotzinapa.

"Algo que me cuesta entender es cómo este gobierno puede seguir como va y no leer la realidad ni los signos de los tiempos", dice, para luego añadir que la administración de Enrique Peña Nieto "heredó y sigue la inercia de un sistema caduco, corrupto y autista".

De Dios y los ejércitos

Para el sacerdote, la masacre de Tlatlaya y la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala ilustran una realidad nacional: que el gobierno no es una instancia de servicio público, sino un verdadero peligro para el pueblo, agravado por la complicidad y acción criminales.

Se le pregunta acerca de sus fuentes de información respecto del ataque perpetrado en Iguala el 26 y 27 de septiembre, especialmente al afirmar que los estudiantes secuestrados fueron calcinados, como luego expondría en parcial coincidencia la Procuraduría General de la República. Sólo explica que la gente le tiene confianza y rechaza ofrecer más datos.

"Aquí no hay piezas sueltas. No es cierto que un matrimonio corrupto, criminal y narco es responsable (en alusión al exalcalde igualteco José Luis Abarca y su esposa). Ellos eran parte perfecta de un sistema que sabía quiénes eran los jóvenes", agrega.

Desaparecer a las normales es una tendencia que Solalinde advierte en un caso: siendo gobernador de Hidalgo, el hoy secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, cerró la Normal de El Mexe. Recuerda además que en elTribunal Permanente de los Pueblos, en noviembre pasado, los estudiantes de Ayotzinapa fueron muy claros al advertir que hay una política de exterminio contra los jóvenes.

"Los hechos hablan. Los que han sido asesinados en todos estos años son jóvenes. También...

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