La soledad del presidente

AutorJohn M. Ackerman

Si bien el Poder Ejecutivo no es el único del Estado Mexicano, sí sobresale como un centro articulador de una enorme cantidad de facultades y poderes que solamente en algunos casos específicos debe compartir con otros poderes. Es cierto que la reforma política constitucional del 10 de febrero de 2014 le otorgó al presidente la facultad potestativa de "optar por un gobierno de coalición con uno o varios de los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión". Sin embargo, esta opción solamente tiene sentido en caso de que el partido político del presidente no cuente con una representación mayoritaria en las cámaras federales, una situación que no ocurre en el contexto actual.

Así que estrictamente hablando la "soledad" del presidente que tomará posesión el próximo 1 de diciembre no surge de una decisión personal o política, sino del diseño constitucional de nuestro régimen político.

Ahora bien, los reclamos hacia López Obrador evidentemente van más allá del ámbito legal. Los críticos insisten que el presidente electo debe pasar de una lógica de la oposición social a una del poder gubernamental. En lugar de atrincherarse con sus fieles, López Obrador debe ser "responsable" y gobernar en unidad con y para todos y todas. De lo contrario, se quedaría "solo", en conversación y diálogo únicamente con sus amigos y allegados más cercanos.

Esta es precisamente la sorda soledad que generó el fracaso y la autodes-trucción del sexenio de Enrique Peña Nieto. Desde el primer día de su gestión, el todavía presidente se encerró en su burbuja de socios y amigos y jamás dialogó ni volteó a ver, y mucho menos dialogó con los millones de mexicanos pobres cuya vulnerabilidad fue manipulada y abusada por medio de la compra del voto con el fin de llevarlo a la Presidencia de la República. Con su "Pacto por México", Peña Nieto gobernó "en unidad" con las oposiciones parlamentarias de derecha, el Partido Acción Nacional (PAN), y de izquierda, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero jamás se abrió al trabajo en conjunto con la sociedad civil.

López Obrador está comprometido con una lógica radicalmente diferente con respecto al poder gubernamental. Está dispuesto a pagar los costos de "gobernar solo" si ello implica que jamás estará en realidad solo. El presidente electo se reserva el derecho de gobernar desde la oposición, de llevar el...

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