Sólo moverá a México un frente unido ciudadano

AutorDenise Dresser

Aquí honrada por este reconocimiento. Aquí honrada por la presencia de la distinguida embajadora Bossiere cuya fineza, sensibilidad y estupendo español siempre me impresionan. Aquí conmovida por la presencia de numerosos amigos, colegas, compañeros de infinitas batallas, muchas perdidas pero también algunas ganadas. Mis afectos. Mi mundo que ahora se vuelve más grande con la mirada que Francia posa sobre mí, aun en sus momentos más tristes. Esa grandeza francesa, cuna de la democracia, de la libertad, la igualdad, la fraternidad y de tanto que me ha ensanchado la mente, el corazón y el espíritu a lo largo de los años. Me llamo Denise por el cariño de mi padre a Francia, cariño que ahora veo retribuido con creces, esta noche. Esta noche donde a pesar del honor que me conceden, pero quizás por lo que entraña, no puedo dejar de hablar de mi país, nuestro país. El país adoptivo en estos tiempos de la embajadora Bossiere. Atorado en un largo proceso de desencuentros, rupturas y corrupción que ha ido minando la esperanza de dignificar y consolidar el régimen democrático de México. La orfandad compartida ante la certidumbre de que la vida pública se ha corrompido -sin distinciones ni matices- entre partidos y gobernantes. La desilusión colectiva ante la persistencia de la cercanía, la amistad y las lealtades políticas en el nombramiento de funcionarios públicos. La angustia ante la opacidad que persiste en la fiscalización del dinero público y la repartición del botín partidario sin consecuencias. Sin efectos. Sin sanciones.

México hoy, donde la libertad de expresión y prensa habitan en la simulación de leyes que dicen defenderlas. Donde para los periodistas las palabras más comunes son miedo, silencio, muerte, censura, o un nuevo eufemismo acuñado en el caso de los periodistas que exhibieron la Casa Blanca: despido por "abuso de confianza". Un estado de indefensión para defensores de derechos humanos, blogueros, tuiteros, dirigentes sociales y estudiantiles que viven en la aprensión permanente. Porque alzar la voz para denunciar, disentir, criticar, conlleva un alto riesgo.

Hoy las palabras usadas para describir al sistema político mexicano son métrica del desencanto y termómetro de la desilusión. Palabras como democracia incompleta. Transición truncada. Representación fallida. Impunidad institucionalizada. Simulación. Regresión. Pero peor aún, en este periodo de deterioro democrático, la inseguridad se ha implantado como una rutina común. Hela...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR