Los sonidos del patriotismo (I)

AutorSamuel Máynez Champion

Inútil negar que atrás de toda creación sonora hecha para suscitar sentimientos de unidad nacional se esconde, férvido y coercitivo, un instrumento del poder del Estado y un vehículo de su propaganda. En última instancia, los himnos son las formas más efectivas, por encima de banderas y escudos, con las que cuentan las naciones para validar sus ansias de pertenencia, y a menudo sus anhelos de dominio.

Los símbolos patrios, derivados siempre de una raigambre mítica, surgen de un espacio apolítico -son previos y superiores a toda acción política-, constituyendo la esencia misma de las naciones, esencia que por principio tendría que ser noble y buena; empero, la paradoja salta a la vista: los himnos o las marchas nacionales se entonan en aras de idealizar la emancipación y la libertad de los pueblos, pero legitiman al mismo tiempo el uso de las armas y la muerte de quienes las empuñan. En suma, subliman la violencia de Estado.

Y en ella se cruzan el eje horizontal de la igualdad y el vertical de la autoridad. Cualquier canto patriótico enuncia, como refiere Esteban Buch, "el pacto que hace del individuo un ciudadano, es decir, un hombre libre, en la exacta medida en que hace de él alguien que obedece". De allí que, cual emblema sonoro de las naciones, el empleo ritual de los himnos se preste para justificar los nacionalismos, las dictaduras, el militarismo y todas las vesanias posibles e imaginables.

Dicho esto, procedamos trazando líneas generales. En nuestros días existen 199 naciones independientes; sin embargo, el número de himnos propios es de 192 (193 si contamos el de la Europa Unida). ¿Qué pasa entonces con los siete faltantes?, ¿puede haber una nación que carezca de uno? Por supuesto que no. La respuesta radica en que los colonialismos hacen que varios países usen el mismo himno de la nación de la que dependen, amén de que hay 9 casos en los que distintas repúblicas emplean la misma música, aunque con textos diferentes (abundaremos después). Por tanto, podemos decir que, en realidad, existen sólo 184 músicas "distintas" en el concierto de las naciones, mas usamos las comillas puesto que el asunto de los plagios es verdaderamente asombroso (también nos detendremos en ellos más adelante).

Por razones de espacio y por la índole de esta columna, será prioritario enfocarnos en la materia sonora, dejando de lado la cuestión de las "letras" aunque, curiosamente, ha habido naciones que utilizaron una marcha instrumental durante un largo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR