Los sonidos del patriotismo (II)

AutorSamuel Máynez Champion

El siguiente himno fue el de la República Francesa, mismo que a pesar de su convulsa trayectoria marcó un paradigma para el resto de las naciones. Su autor, el militar Rouger de l'lsle (1760-1836) lo ideó -tanto música y letra, con el título Canto de batalla de la Armada del Rhin- a manera de marcha para su ejército, en abril de 1792. Fue tal el impacto emocional en los combatientes de aquella guerra contra austriacos y alemanes, que al año siguiente un grupo de soldados marselleses lo entonó en París para adherirse a los movimientos armados (ya popularizado cambió su nombre por el que conocemos). En 1795 el gobierno lo adoptó oficialmente y las tropas de Napoleón Bona-parte lo difundieron en Europa. Lo interesante del caso es que su esencia de "música nacional" se transformó en la del canto libertario por antonomasia, aunque puntualicemos que, irónicamente, fue el sinónimo de la "libertad" bajo el yugo francés.

Hemos de recordar que Napoleón tuvo la desfachatez de subyugar la república, convirtiéndola en una abyecta monarquía, y que para apoyar su causa repudió a su mujer, contrajo nupcias con la archiduquesa de Austria y abolió el himno patrio. Tan grande fue su descaro, que le mandó componer a uno de los lambiscones de su corte -un cierto Louis Brouet, su "negro musical", aunque la fachada oficial recayó en la falsa autoría de Hortensia de Beauharnais, su hijastra- una música que celebrara pomposamente sus conquistas con un texto encomiástico ordenado a Alexandre de Laborde, otro de sus incondicionales. El himno napoleónico se conoce como Partant pour La Syrie,(1) y está ligado, como su nombre lo dice, con la rapaz intrusión que se perpetró en Siria.

Con la caída del inefable Bonaparte y el regreso al poder de los borbones, tanto La Marsellesa como el himno del emperador de oropel fueron prohibidos, quedándose Francia sin himno oficial durante 17 años. En 1831, sin embargo, el último de los borbones, Luis Felipe, reinstauró La Marsellesa, para que 12 años más tarde Napoleón III volviera a vetarla oficializando nuevamente el himno napoleónico (no por nada era hijo de la mencionada Hortensia de Beauharnais). Finalmente, con la Guerra Franco-Prusiana de 1870, La Marsellesa fue reinstaurada, adueñándose para siempre del orgullo galo. Digno de mención es el hecho de que de L'lsle no recibió nunca reconocimiento, ni siquiera simbólico. Para sobrevivir tuvo que dedicarse a componer las canciones eróticas que los cabarets de mala muerte le...

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