Los sonidos del patriotismo (III)

AutorSamuel Máynez Champion

Además de ocupar un sitio preeminente en el espacio público nacional, una tonada patriótica también habita dentro de las ideas, los sentimientos, las emociones y las experiencias culturales de los individuos que se identifican con ella. Y no sólo de los oriundos, sino también los extranjeros para quienes la melodía patriótica los remite a la noción de país que se han formado, mediante sus vivencias personales, en su propio imaginario. Y en cuanto a los casos concretos, abordamos cronológicamente las sorprendentes historias de los himnos de Japón, Holanda o los Países Bajos, Inglaterra, España, Alemania, Austria, Liechtenstein, Francia, Estados Unidos de Norteamérica y el de la república Argentina; este último, como ya apuntamos, fue el primero de nuestro continente (1813), y en su génesis encontramos varias similitudes con el mexicano.

Asimismo, hemos dado cuenta del enorme acervo de músicas de concierto surgidas a partir del himnario y hemos tocado, de refilón, el delicado asunto de los hurtos intelectuales que están plasmados en las partituras patrias.

Para esta sección conclusiva, nos limitaremos a ampliar levemente el enfoque temporal y anecdótico, a citar más ejemplos de plagios y a hacer una propuesta concreta, basada en lo que ya se ha hecho en otras naciones, con respecto a nuestro himno.

Mas antes, es necesario precisar, por aquello de alguna reclamación de algún ciudadano danés inconforme con una supuesta omisión nuestra, que su himno real en homenaje a las gestas del rey Chrystian data, efectivamente, de 1780, empero el himno oficial se adoptó en 1844,(1) de ahí que no lo hayamos mencionado. Y para zanjar la cuestión, digamos que ambos coexisten, y que del himno real Ts-chaikovsky realizó una brillante Obertura triunfal op. 15 en 1867.(2)

Después del himno argentino se convocó en 1821, en Perú, al concurso para la creación del himno nacional, y los ganadores, tanto de letra como de música, fueron peruanos (el compositor fue José Bernardo Alzedo (1788-1878). Es interesante anotar, sin embargo, que no finalizaban aún las luchas libertarias comandadas por el general San Martín cuando se creyó necesario anticiparse a la independencia de España, creando una música que apoyara el proyecto del naciente país (en México, la misma acción estratégica se dilató, nada menos que 33 años, es decir hasta 1854).

Una década después (1831), hizo su aparición el himno de Brasil (Ouviram do Ipiranga às margens plácidas)(3) a cargo también de dos...

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