Subterráneo / Reforma a medias

Se han venido discutiendo en el Congreso algunas medidas para abaratar el costo del proceso electoral. La más evidente es reducir de manera considerable el presupuesto que se entrega a los partidos y que este año llegó a la friolera de cinco mil millones de pesos, lo que representa casi cien pesos por elector. Reducir esta suma obliga a varias cosas.

Una de ellas, necesaria por si sola, es acortar el tiempo de las campañas. Hay quienes proponen que sean de dos meses para diputados y senadores y de tres en el caso de las elecciones presidenciales. Hay otros para los que incluso tales plazos son excesivos: una reciente propuesta del PRI sugiere que las campañas de diputados y senadores duren sólo cinco semanas y la presidencial se reduzca a dos meses. Con esto y algunas otras medidas, se estima que sería posible restringir el presupuesto a diez pesos por elector, o sea más o menos lo que se gasta en Francia.

No hay duda que uno de los propósitos centrales de reformar el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales debe ser evitar que los partidos reciban sumas tan exorbitantes. Sólo que este propósito debe estar complementado por otro: mejorar la calidad del proceso electoral, sobre todo en lo que toca a los candidatos que presentan los partidos.

El segundo punto es tan importante como el primero, ya que no tiene sentido seguir haciendo elecciones mientras la ciudadanía no tenga más remedio que tratar de adivinar cuál es el candidato menos malo. Las elecciones del mes pasado dejaron claro el mensaje: el abstencionismo llegó al 60 por ciento del electorado porque los candidatos no convencieron, y si la mediocridad sigue imperando pronto los únicos que irán a votar van a ser los propios candidatos.

TAREAS

El problema tiene varias soluciones. Los partidos postulan para puestos públicos a quienes quieren premiar por su labor partidista, sirvan o no para el cargo propuesto y tengan o no experiencia o habilidad para gobernar, porque para lograr que triunfe el núcleo que realmente les interesa basta con el voto duro, cautivo, que tienen asegurado. Puesto de otra manera: los partidos postulan a quienes les viene en gana porque para ganar la parcela de poder que les preocupa conservar no...

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