El "sueño regiomontano", objetivo de migrantes

AutorLuciano Campos Garza

MONTERREY, NL- La meta de los migrantes centroamericanos que cruzan México es, ahora, alcanzar "el sueño regiomontano". Antes se esmeraban por llegar a Estados Unidos, pero las prioridades han cambiado. Las bandas criminales los acechan en la frontera de Tamaulipas para asaltarlos, esclavizarlos o reclutarlos como sicarios o muías. Por ello han decidido quedarse a unos 200 kilómetros de Texas, en la capital de Nuevo León, donde hallan acomodo, ofertas de empleo, residencia y un ambiente mucho menos violento que en Matamoros, Reynosa o Nuevo Laredo, señala el padre Luis Eduardo Villa-rreal Ríos, quien administra la Casa Nicolás, un refugio de migrantes en Monterrey.

Así como éste, hay otros tres santuarios en la zona, a los que llegan hondurenos, guatemaltecos y salvadoreños, principalmente. En contraparte, el Instituto Nacional de Migración (INM) niega que exista un gran interés de los extranjeros por establecerse en Nuevo León. El delegado Luis Gerardo Islas sostiene que la enorme mayoría de centro y sudamericanos busca alcanzar a sus familiares allende el río Bravo.

Monterrey, buen destino

Luis Eduardo Villarreal, párroco de la iglesia de San Francisco Javier, inició en 2004 la construcción de la Casa Nicolás, en el municipio conurbado de Guadalupe. Cuatro años después la inauguró.

Desde entonces ha recibido a miles de migrantes indocumentados de cualquier nacionalidad, pero ocho de cada 10, calcula, son hondurenos.

El sacerdote explica que la capital de Nuevo León y su zona conurbada se han convertido, desde hace unos cuatro años, en destino de los desplazados, que ven la ciudad como un espacio hospitalario en el que pueden establecerse.

"Antes este lugar era de tránsito, retorno y hasta de origen, pero ya es un destino. Lo vemos con hondurenos, que ya están rentando un cuartito. Son los que llegan pensando en el sueño regiomontano", asevera el clérigo de 65 años.

No tiene estadísticas: el presupuesto no alcanza a los directivos de las casas para llevar conteos precisos. Y los migrantes, además, no siempre dan datos confiables, pues no saben quién y para qué se los está pidiendo. No obstante, estima que sólo 30% de los hondurenos que llega a la Casa sigue su camino hacia Estados Unidos. El resto se queda.

Algunas mujeres llegan de sus países embarazadas para que sus hijos nazcan como mexicanos. De esa manera, por ley, acceden a la nacionalidad y se quedan a vivir como compatriotas de sus vastagos, apunta.

Por lo que observa, los...

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