Sufren miseria los expulsados

LA ZONA conocida como El Bordo, en la ciudad de Tijuana, Baja California, se ha convertido en el refugio de decenas de migrantes, nacionales y extranjeros, que esperan el momento para cruzar a Estados Unidos.

Aquí, a unos metros de la línea fronteriza, aguardan hombres y mujeres de diversas edades. Algunos prueban suerte por primera vez, y otros, tras haber sido expulsados, buscan regresar al país donde, en la mayoría de los casos, dejaron familia y empleo: Estados Unidos.

Como la espera es larga, migrantes e indigentes se rolan un espacio en improvisadas "viviendas" clandestinas, elaboradas con desechos de cartón, lámina y hasta tela.

En el caso de los mexicanos, el perfil es diverso.

En esa zona hay desde personas analfabetas, hasta gente con carrera o título universitario, con edades promedio de 40 años.

Algunos son más estadounidenses que mexicanos, ya su principal lengua es el inglés y sus hijos son nacidos en aquel país.

Esta realidad es descrita en El Bordo del Canal del Río Tijuana: estimación y caracterización de la población, un estudio realizado por el Colegio de la Frontera Norte (Colef) para evidenciar la crisis humanitaria en que viven de 700 a 1000 mexicanos asentados a lo largo de dos kilómetros, desde la valla fronteriza, hacia el este de Tijuana.

Desde 2002, Estados Unidos endureció sus políticas de contención y control de la migración indocumentada, lo que se ha traducido en una mayor deportación de connacionales. El año pasado, los retornos en esta ciudad sumaron los 59 mil 845 eventos.

Sin embargo, la creciente dificultad para atravesar el muro obliga a las personas a quedarse en la frontera por tiempo indefinido, en condiciones sumamente precarias.

"Las deportaciones están provocando separaciones familiares y, específicamente, la separación de los padres del ámbito doméstico, lo cual provoca la ruptura de proyectos individuales y familiares, y termina con la posibilidad de integración al país de residencia de los demás miembros de la familia", destaca el informe de las investigadoras Laura Velasco y Sandra Albicker.

La población de El Bordo es criminalizada y estigmatizada por su condición o su...

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