Sustituya a Prigione, clamaba Corripio a Juan Pablo II

AutorRodrigo Vera

El 15 de diciembre de 1993, el cardenal Ernesto Corripio Ahumada, entonces arzobispo primado de México, le escribió una carta al Papa Juan Pablo II en la cual le pedía que destituyera de su cargo a monseñor Jerónimo Prigione, quien en ese tiempo fungía como nuncio apostólico en la República.

En su misiva -cuya copia tiene Proceso-, Corripio explicaba que Prigione le hacía mucho daño a la Iglesia del país, principalmente por sus "actitudes arrogantes y prepotentes" con los obispos mexicanos, pero también por sus "compromisos" con "gru-pos de poder y de dinero" que lo alejaban de su función como representante diplomático del Papa.

Puntualizaba que, "a nombre de otros señores obispos", él ya venía realizando gestiones en la Secretaría de Estado de la Santa Sede para que removieran a Prigione de su cargo. Concretamente -dice- trató el asunto de manera personal con monseñor Eduardo Martínez Somalo, cuando éste era el secretario sustituto de esa dependencia vaticana.

En su misiva, Corripio asegura que Martínez Somalo le había prometido "un pronto cambio" de nuncio. Y supone que la remoción de Prigione se estuvo posponiendo debido al "cambio de las leyes constitucionales" de principios de los noventa, mediante las cuales el gobierno de Carlos Salinas le dio reconocimiento jurídico a la Iglesia y reanudó las relaciones diplomáticas con el Vaticano. En dichas modificaciones el nuncio jugó un papel destacado.

En su carta, de dos páginas, Corripio comentaba que muy pronto cumpliría 75 años de edad, por lo que tendría que renunciar al cargo de arzobispo primado de México, dejando así vacante la arquidió-cesis más importante del país.

Y le recordaba al Papa que la arquidió-cesis de Guadalajara también había quedado "vacante" de "manera dramática", en alusión al entonces reciente asesinato de su titular, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, acribillado en el aeropuerto de esa ciudad en mayo de 1993.

Corripio le explicaba a Juan Pablo II que, junto con las de México y Guadalajara, habría en total seis arquidiócesis vacantes en muy corto tiempo. Y le pedía que Prigione fuera "sustituido" para que no influyera en los nombramientos de los nuevos titulares de esas circunscripciones eclesiásticas. Le solicitaba, asimismo, suspender los nombramientos hasta la llegada del nuevo nuncio, quien debía ser un "representante pontificio más ponderado y aceptable", pues tenía que hacerse cargo de la situación "con calma y serenidad" para "no perjudicar a nuestra Iglesia con nombramientos apresurados".

Con toda esta claridad, la carta revela el duro enfrentamiento existente entonces entre las dos figuras más destacadas de la Iglesia mexicana: el cardenal Corripio...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR