Tabucchi, entre dos lenguas

AutorAlexis Libaert

PARÍS.- Antonio Tabucchi no busca esconderlo: lo atraen los malentendidos. Y si bien lo apasionan estas ambigüedades que moldean nuestras vidas (Pequeños equíuocos sin importancia) -"quizás el libro que más me corresponde", dice-, no deja de interesarlo mucho la nueva aprehensión del tiempo que impone nuestra modernidad, tema de su último libro El tiempo envejece deprisa. Desde el éxito de Sostiene Pereira, acogido en Italia como un texto incendiario contra Berlusconi, se tiende a reducir la personalidad de Antonio Tabucchi convirtiéndolo en "escritor comprometido".

Más que un malentendido, es un contrasentido tratándose de uno de los escritores contemporáneos más sutiles, capaz de escribir tan bien en portugués como en italiano (Réquiem), ensayista talentoso y traductor de poesía.

El autor de Nocturno hindú, que confía sentirse "rodeado por el rumor de las criaturas humanas" cuando escribe, evoca en esta entrevista su fascinación por el poeta portugués Femando Pessoa, su amor por la poesía o el cariño que siente por sus personajes. -Más allá de una reflexión sobre el tiempo, ¿su último libro no sería en realidad una forma de domar la uejez y por lo tanto la muerte? -Es la eterna interrogante: ¿por qué escribe uno? Creo que de una manera u otra todos los libros que escribimos tienen la misma ambición: domar a la muerte. Quizás uno escriba porque le tiene miedo a la muerte. De igual forma se podría decir que uno escribe porque le tiene miedo a la vida. Eso también es plausible. El miedo es algo que domina la escritura, es el combustible que pone el motor en marcha. Quizás intervenga también la búsqueda de una cierta inmortalidad. Quién sabe cuánto tiempo pueda perdurar una obra. La posteridad no me hace mucha ilusión. "Dicho eso, para volver a mi libro, creo que la posteridad, la perennidad, la relación con Cronos, es decir el Tiempo con mayúscula, es el protagonista principal de ese libro. Es una suerte de hiper-personaje que domina a todos los demás. Pasó lo mismo con Pequeños equíuocos sin importancia. Hay varios personajes en el libro, pero la ambigüedad es el personaje metafórico que supera a los demás. En realidad me gustaría ver a mi libro como un cuadro de Arcimboldo: distintos elementos componen una sola figura que abarca a todas las demás cuando uno mira la obra desde cierta distancia. Esa figura, por supuesto, es el tiempo, ese tiempo de la modernidad que me interesa cada vez más.

"Escribí un libro que se llama Se hace tarde, cada uez mas tarde, en el que intentaba aprehender una cierta manera de vivir el tiempo en nuestra modernidad.

"Después de Tristoño muere, en el que hay una especie de dialéctica entre el tiempo de la Historia y el tiempo de la vida del personaje, tuve ganas de indagar esa manera de vivir el tiempo que sólo pertenece a nuestra modernidad. Tengo la impresión de que nuestro sentido del tiempo es bastante distinto del que se tenía en otras épocas. Creo que hoy, en nuestra post-modernidad, hay un enorme desfase entre el tiempo de la conciencia, es decir el tiempo de nuestra vida, el tiempo de la permanencia -como decía Bergson-, y el tiempo exterior, el tiempo en el que van rodando todas estas cosas que llamamos la Historia, o más bien el acontecimiento.

Existe un inmenso desfase entre el acontecimiento y la conciencia. Quizás sea eso lo que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR