Antonio Tabucchi y Guillermo Fernández: La identidad, el tiempo, la violencia

Lo que pasa, en el doble sentido de suceder y alejarse, no se puede retener. Es como el agua que cuando intentamos asirla escapa entre los dedos. Ni diarios ni fotos ni videos son capaces de retratar el transcurrir. Tenemos que conformarnos con imágenes, fragmentos aproximaciones.

Sólo el presente

Decimos "el presente" y ya está ausente cuando no hemos terminado de pronunciar las sílabas iniciales. San Agustín rechazó la idea de Aristóteles, para quien el tiempo es movimiento con medida. Escribió que el tiempo es parte del alma porque el pasado ya no existe, el futuro no es todavía y el presente ya dejó de ser cuando todavía no es.

En el undécimo libro de las Confesiones, San Agustín escribe: "¿Quién se atreverá a decirme que no hay tres tiempos como aprendimos de niños y como enseñamos a los niños: presente, pasado y futuro, sino sólo el presente porque aquellos dos no son? O, por ventura, sí son pero el presente sale de no sé qué secreto cubil cuando deja de ser futuro para hacerse presente y va a esconderse en no sé qué oculta madriguera cuando deja de ser futuro para hacerse pasado".

No esperar nada

Todo esto que parece tan abstracto encarna en personajes y circunstancias en la gran narrativa de Antonio Tabucchi, muerto en marzo un año antes de cumplir sus setenta. Su desaparición coincide por desgracia con el asesinato de Guillermo Fernández, el gran traductor de la poesía y la prosa italianas y, sobre todo, el poeta de Exutorio. Poesía reunida, 1964-2003 (Fondo de Cultura Económica, 2006), apenas cuatro libros y 240 páginas, sobriedad que obliga a un examen de conciencia a quienes fuimos sus lectores.

En medio siglo unas cuantas conversaciones. 1964. Fernández es en aquel momento el único que ha permanecido hasta el fin en el velatorio donde está el cuerpo de Luis Cernu-da en 1963. Aquella noche, habla de hasta qué punto el gran poeta de La realidad y el deseo ha sido su maestro de arte y de vida. Él piensa vivirla con las palabras de Cernuda en 1935: "No creo en nada, no quiero nada, no espero nada". Este encuentro se da, a la usanza de la generación y de la época, en interminables caminatas nocturnas por la Ciudad de México.

El caos y la violencia (1975 y 2012)

Once años después, bajo la conmoción por el asesinato de Pier Paolo Pasolini, hablamos de lo que él llamó "el caos" y corresponde casi punto por punto a lo que en 2012 vivimos en este país. Aquella noche uno de nosotros dice que debemos pugnar para que un crimen como el...

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