¿Por qué tan pocos sacerdotes?

Para algunos la causa es el temor de las nuevas generaciones a un compromiso que dure toda la vida, para otros, en este siglo hay más opciones que permiten servir a los demás, una perspectiva que ha llevado a que la figura del sacerdote ya no sea idealizada.

Se trata de un fenómeno internacional que preocupa a la Iglesia católica, pero que parece ser sólo el reflejo de que, para los jóvenes de hoy, los caminos para vivir su espiritualidad o ayudar a la comunidad son diversos.

La Arquidiócesis de Monterrey ordenará hoy a cuatro nuevos presbíteros, una de las cifras más bajas en las últimas décadas. Pero no sólo eso, también ha disminuido la cantidad de hombres que ingresan al Seminario y de mujeres que buscan ser religiosas.

"Pensar en un compromiso para toda la vida pone nerviosa a mucha gente joven", comenta Luis Eugenio Espinosa, doctor en teología de la Universidad de Lovaina y profesor de la UDEM.

"Hace muchos años el sacerdocio era visto como la gran vocación de ayuda a los otros. Pero aquella idea conservadora se ha transformado ahora en 'yo puedo entregar mi vida a los otros sin necesidad de renunciar al matrimonio o a un trabajo'".

En la década de los 90 en la Arquidiócesis de Monterrey llegó a haber ordenaciones de hasta 25 sacerdotes. El año pasado fueron 10.

Este mes la cifra de jóvenes que ingresaron al Seminario de Monterrey fue de 28, cuando en otros años llegó a ser de 100.

Para 1998, la cifra de 60 nuevos seminaristas ya alertaba. El Centro Vocacional atribuía entonces el fenómeno a una mejora en la situación del País bajo la lógica de que, a mayores oportunidades de desarrollo económico, menor era el interés hacia una vocación sacerdotal.

EN BUSCA DE RAZONES

El ex seminarista Aldo Alemán, quien ahora se dedica a administrar un negocio, recuerda que fue en los retiros de jóvenes organizados por la Arquidiócesis donde él se decidió a entrar al Seminario.

"Esa fórmula de atracción funcionó muy bien durante 20, 25 años, pero se agotó. Hubo un cambio generacional y quizá ya no funcionaba para los jóvenes del 2005, 2006".

Y aunque se reconocía la tendencia, poco se hizo para atraer a las nuevas generaciones o a los millennials.

"La Iglesia, el Papa, han hecho pronunciamientos a favor de las mujeres, de la comunidad LGBT, sobre las diferencias entre ricos y pobres, pero creo que se queda en eso, en una declaración. Un acompañamiento real creo que no lo existe", indica Alemán.

Para este ex seminarista quien abandonó su formación...

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