La Tarahumara, bajo el yugo del narco

AutorPatricia Mayorga

SIERRA TARAHUMARA, CHIH.- Los últimos dos años se intensificó la siembra y producción de amapola en la Sierra Tarahumara, lo que ha provocado que los grupos delictivos obliguen a los indígenas rarámuri, warojíos, pimas y te-pehuanes, principalmente, a emprender un éxodo hormiga, silencioso... Los criminales buscan quedarse con sus tierras.

Los últimos meses, los habitantes de la zona también han sido acosados por agentes municipales, a quienes identifican como integrantes del crimen organizado contratados por los ayuntamientos. En mayo pasado, la comunidad de El Churo, en el municipio de Urique, denunció ante la Fiscalía Zona Occidente el hostigamiento y extorsión de policías municipales, quienes los detienen con cualquier pretexto y les cobran hasta más de 4 mil pesos. De no acceder, los arrestan.

La situación cansó a los pobladores y decidieron denunciar con el apoyo de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos (Cosyddhac), pero los agentes reaccionaron con represalias.

Y es que lejos del discurso oficial que presume la recuperación de la paz en la entidad, los pobladores de la Sierra Tara-humara han emigrado a las principales ciudades de la entidad, para trabajar en huertas y campos de cultivo legales.

La resistencia histórica de rarámuri, tepehuanes, pimas y warojíos llegó a su límite. Desde hace más de un año comenzaron el éxodo, después de intentar todo y de que ninguna autoridad los escuchara ni protegiera.

Se desconoce el número exacto de desplazados, pero ronda los miles -son incluso comunidades completas. Los responsables son distintas facciones del Cártel de Sinaloa, que cada vez está más fragmentado, o de La Línea.

Refugiados en municipios como Chihuahua, Cuauhtémoc, Guerrero, Juárez y otros de la zona centro sur del estado, trabajan en huertas y en la pizca. Otros tratan de encontrar trabajo en la construcción.

Han salido de Urique, Batopilas, Gua-zapares, Guadalupe y Calvo, Chínipas, Maguarichi, Guachochi y Bocoyna, principalmente. Pero muchas familias aún resisten las invasiones. Son obligadas a sembrar mariguana y amapola o a cuidar ganado robado.

Por lo menos cinco líderes indígenas de comunidades de Urique y Guadalupe y Calvo han sido asesinados por defenderse.

En reuniones con grupos indígenas en distintas regiones de la Sierra Tarahuma-ra, realizadas durante casi dos años, en visitas a asentamientos indígenas y huertas de diferentes municipios, Proceso recabó testimonios de indígenas -cuya identidad se reserva por seguridad-, cargados de temor por ser asesinados y con el dolor porque su bosque muere también a manos de los narcotraficantes y megaproyectos.

"Me enfermé del susto"

"Llegaron...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR