Sobre el tatami

AutorBeatriz Pereyra

Un par de días después de que la tae-kwondoín María Espinoza dejó la selección nacional, en mayo de 2011, se entrevistó con el entrenador cubano Pedro Gato. El profe, como ella lo llama, estaba sorprendido porque la atleta, a través del director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), Bernardo de la Garza, le pidió que se hiciera cargo de su preparación.

El entrenador le preguntó por qué no se lo había pedido directamente a él. María le respondió que temía que se rehusara a trabajar con ella. Estaba desesperada por sus malos resultados de los últimos tres años y sólo le quedaba una oportunidad para calificar a Londres 2012, en el Preolímpi-co Continental que se efectuaría en noviembre de ese año.

El cubano aceptó. El tiempo conspiraba en contra. En cuestión de seis meses la campeona olímpica debería estar lista para buscar la calificación a su segunda justa veraniega.

En las instalaciones de la Conade, Espinoza y Gato empezaron a trabajar siete días a la semana, seis horas y media diarias repartidas en hasta tres sesiones, con uno que otro día de descanso. Como a partir de 2009 comenzaron a imple-mentarse los petos electrónicos, María debió adaptar su técnica al nuevo sistema de marcación, algo que durante tres años no pudo hacer.

"Ella sabe que soy muy estricto, que todo lo fundamento. Para ganar el pase olímpico a Londres teníamos que retomar el modelo con el que se ganaron los oros en Beijing, pero con algunas variantes porque el peto anterior era convencional. Le costó trabajo adaptarse al electrónico porque ella pateaba como siempre, pero giraba la pierna y golpeaba donde no hay sensores. Cambiamos eso, pero costó mucho", confiesa Gato.

La preocupación más grande del entrenador era el estado mental de María. La parte sicológica es uno de los cinco puntos fundamentales en la preparación de un deportista, y ella estaba devastada. En lo primero que se empezó a trabajar fue en que recuperara la confianza. Después del oro en Beijing, perdió en la primera ronda en los dos torneos más importantes a los que asistió: los mundiales de 2009 (Dinamarca) y 2011 (Corea). Esas derrotas fueron clave en su derrumbe.

"Le faltaba mucha confianza. Las derrotas afectaron en lo técnico y en lo psicológico. Era un círculo vicioso: pierdo, no tengo confianza; no tengo confianza, vuelvo a perder", explica el entrenador. La psicóloga Paula Man se unió a su equipo multidisci-plinario, tal como lo hizo hace cuatro años, y trabajó con la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR