Teatro comunitario en Oxolotán

AutorEstela Leñero Franco

OXOLOTÁN, TAB.- El Primer Festival de Teatro Indígena MAMM que se realizó del 25 al 27 de abril, gracias a este pueblo tabasqueño, al Comité Organizador (Lesvy Vázquez, Cato López, Matilde Pacheco, Oralia Méndez y América Méndez), y a muchos compañeros y compañeras solidarias más. Todos ellos, junto con los de Oxolotán, comunidades aledañas y habitantes de Villahermosa que asistieron, hicieron realidad el espíritu original del teatro.

Y se revivió la experiencia de hace ya más de treinta años, cuando el Laboratorio de Teatro Campesino, fundado por la maestra María Alicia Martínez Medrano, vino a enraizar en Oxolotán y siete pueblos más, la pasión por el teatro.

Tres días con seis obras diarias, danzas tradicionales, grupos de música, verbena y baile, que implicó un año de trabajo y semanas intensivas de organización, construcción de escenarios y realización de múltiples actividades, para obtener apenas apoyos de pequeños empresarios y nada de la Secretaría de Cultura y Secretaría de Turismo del Estado de Tabasco. Todos los participantes cubrieron sus gastos de viaje, familias y maestros ofrecieron sus casas para el hospedaje, al igual que la Universidad Intercultural.

Vivir la experiencia de ver y sentir a todo un pueblo honrando al teatro, haciéndolo y disfrutándolo, fue algo inigualable; trascendente y fundamental, confirmando que el poder del teatro cambia vidas y les da sentido; que es un medio de manifestación y convivencia que pocas artes pueden tener.

En el Festival confluyeron diversidad de grupos comprometidos con el teatro comunitario; se encontraron los que habían estado en el Laboratorio en la primera y segunda generación, los que lo habían vivido como espectadores o escuchas de este gran acontecimiento.

Los teatros estuvieron llenos; niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, estaban ahí ocupando los lugares construidos con tablones de madera. Cinco espacios naturales. En el Arroyo de los Socios se presentó la primera obra, Voz del agua, escrita y dirigida por José de la Cruz, de la primera generación y en la que actuaban sus hijos Melanie, Elián y Marcos, y Carmen Hernández, también de la primera generación. Cuentan que cortaron la madera y trabajaron para despejar los lugares. También recuerdan cómo, tiempo atrás, Catalino López, Cato, el joven que encabezó junto con Lesvy este Festival, construyó una gradería y un escenario permanente donde se presentó Selaginela de Emilio Carballido...

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