Teatro Jiménez Rueda: Conservar o destruir

AutorLuis Detavira

Enajenar y destruir un teatro que es patrimonio de todos los mexicanos no puede reducirse al resultado de un acuerdo burocrático. Es un signo de los tiempos. Es una decisión histórica porque, paradójicamente, la acción que de ese modo destruye la memoria histórica marcaría con una señal atroz el recuerdo futuro de estos tiempos.

El Teatro Julio Jiménez Rueda, diseñado por Julio Prieto, el admirable constructor de los teatros públicos de México, fue inaugurado el 22 de noviembre de 1965, y en su azarosa supervivencia contiene la memoria resplandeciente de una gestión pública que apostó por la integración de los servicios del bienestar social, la salud y la cultura. Su trayectoria está tramada por momentos estelares del último medio siglo de la historia del teatro mexicano.

Fue sede de la Olimpiada Cultural México 68; durante décadas funcionó como sede del Programa Nacional de Teatro Escolar, del Festival Internacional Cervantino, del Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, del Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro y de La Compañía Nacional de Teatro. En él se estrenaron memorables temporadas de los más generosos creadores cuya obra ha venido hilando la asombrosa realización de nuestro teatro. Desde el decreto presidencial de 1961 que estableció su construcción en los terrenos asignados para las instalaciones del ISSSTE, el destino del teatro ha sido objeto de múltiples debates. Sobreviviente de varios terremotos, de constantes litigios y de los oleajes de la crónica inestabilidad de los sexenios, la existencia de este emblemático teatro público ha prevalecido hasta hoy gracias a firmes voluntades políticas y culturales.

Por eso desconcierta tanto que en medio del confinamiento de la pandemia se verifique, como en un asalto, el desalojo del teatro y se festine su desahucio administrativo de espaldas a una comunidad que confió en la palabra de los responsables de la acción cultural pública, quienes sin mediar explicación alguna, la retiran.

En un poderoso contraste que es importante ponderar, en enero de este mismo año se celebró, en el Teatro Reforma del IMSS, la afortunada iniciativa de colaboración de la Secretaría de Cultura y del Instituto Mexicano del Seguro Social que se propone restaurar y reanimar la red de teatros más amplia del mundo, y que actualmente constituye la esperanza de alcanzar un servicio público integral comprometido con la calidad de vida de los trabajadores, sus familias y sus comunidades.

A esa...

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