Temporada grande 2019-2020. La Plaza México: toros mansos y los tendidos, semivacíos

AutorLeonardo Páez

Comprometida con ganaderos amigos, con las figuras importadas de siempre y con su peculiar manera de promover la fiesta de los toros, la empresa Tauroplaza México, S.A. de C.V., propiedad de Alberto Baillères y Javier Sordo, ambos empresarios y ganaderos, no atina a comprometerse con la tradición taurina, con la bravura ni con el público en el tercero de los cinco años acordados con el propietario de la Plaza México, Antonio Cosío Ariño.

Luego de 23 años de autorregulada y poco transparente gestión de la plaza a cargo de la mancuerna Miguel Alemán Magna-ni -hoy demandado por Televisa- y Rafael Herrerías Olea, el aficionado abrigó la esperanza de que la nueva empresa -Baillères lleva más de medio siglo como empresario taurino y es propietario de plazas en Aguas-calientes (2), Guadalajara, León, Monterrey, Ciudad Juárez, Irapuato, Acapulco y Mérida (2), más cinco ganaderías, una de ellas en España- sabría remontar los mediocres niveles de la empresa anterior.

Sin embargo, con la asesoría del modesto matador español en retiro Antonio Barrera, el verdadero poder tras el trono, la gestión taurina de Baillères y Sordo sólo ha conseguido repetir el mismo esquema autorregulatorio, dependiente y antojadizo de su antecesora, sin preocuparse por repo-sicionar y fortalecer una tradición taurina con 493 años en la Ciudad de México.

De ahí los criterios de contratación de un ganado "a modo" para que los diestros que figuran -ya no hay un torero que llene el coso de Insurgentes- logren faenas como apoteósicas, antes de enfrentar un riesgo por la obsesión de torear "bonito" a reses sin mayor exigencia en su comportamiento; esta tauromaquia, avalada por un público desinformado, deformado y cada vez más escaso en los tendidos de la plaza con el mayor aforo en el mundo, sin que la inasistencia haya preocupado a la vieja ni a la nueva empresa.

Mismo esquema y resultados

Para la Temporada Grande 2019-2020 se utilizó el gastado y poco atractivo formato de anunciar los 12 primeros carteles, ya sin la desalmada repetición de toreros importados, pero con el nefasto criterio de carteles redondos y cuadrados, es decir, con diestros del mismo nivel o aproximado, escasa competencia entre los alternantes y ganado al gusto de los más o menos famosos, excluyendo a toreros nacionales con potencial y a ganaderías que triunfaron la temporada anterior.

Ello disminuye el interés del grueso del público al impedirse la repetición inmediata del o los triunfadores que, en el mejor de los casos, deben esperar a que se den los 12 carteles anunciados.

Las sorpresas empezaron desde la corrida inaugural, el pasado 3 de noviembre, cuando el rejoneador luso-andaluz Diego Ventura, luego de haber triunfado clamorosamente con dos toros de Enrique Fraga en la temporada anterior -Fantasma fue...

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