El tercer evangelio. Apuntes heréticos (Primera parte)

AutorElisur Arteaga Nava

Quienes lean estos comentarios, para desvirtuarlos, pudieran alegar que son los mismos temas de los que han hablado otros autores y que ellos lo han hecho con mayor autoridad. Ello es cierto; pero cuando se ve que todos los domingos y, por qué no reconocerlo, todos los días, con autoridad o sin ella, se habla de lo mismo, también se debe aceptar que se invoquen, de nueva cuenta, con otra presentación, parecidos argumentos y cuestionamientos. En este mundo nada sobra; pero, de igual manera, mucho está de más.

El tema de la influencia de los mitos griegos en los evangelios, en particular en el Nuevo testamento, ya ha sido hecho;(1) aquí, de alguna forma, se retoma, con otros elementos.

El trabajo de desmitologización del Nuevo testamento ya lo hicieron desde el siglo XVII algunos estudiosos. En el siglo XX contribuyeron a ello, entre otros, Albert Schweitzer y Rudolf Bultmann.(2)

Generalidades

En el orden de colocación en el Nuevo testamento, el evangelio de Lucas es el tercero; desde el punto de vista literario es el más bello; en lo relativo a la perspectiva histórica, el más cuestionable, y, en cuanto a crédito, el menos creíble de los cuatro. Estas afirmaciones son válidas a pesar de que para Ernest Renan lo es el de Juan, el cuarto,(3) y con razón; éste, al parecer, fue escrito a mediados del siglo segundo por alguien que, para darle autoridad, lo atribuyó a Juan el apóstol.(4)

Hay razones, y no pocas, para cuestionar el evangelio de Lucas: fue de los últimos en escribirse; es obra de alguien que no fue testigo de nada de lo que refiere y que al momento de escribir se hallaba lejos de los sitios en que supuestamente tuvieron lugar los hechos que narra. A pesar de lo anterior, algunos autores sostienen que, de todas las fábulas contenidas en los otros tres, es el evangelio más creíble.(5)

El autor del evangelio, que no dio su nombre, tenía como propósito superar, cuando menos en absurdos, las "biografías" o los relatos que circulaban de héroes fabulosos como Heracles yTeseo o de personajes reales: Pitágoras, Sócrates, Platón, Alejandro el Grande o Apolonio de Tiana. De los dos primeros, a base de inventar milagros, imitó sus hazañas; de Sócrates, sus enseñanzas; de Platón, su nacimiento virginal; de Alejandro, su origen divino y su muerte a los treinta y tres años, de Pitágoras y Apolonio, sus hechos extraordinarios.

La influencia de la mitología griega es notoria. El autor, a base de inventar y exagerar, trató de demostrar que su biografiado, además de ser superior a los héroes y filósofos griegos, era bueno y amoroso; como Heracles, él también era hijo de Dios; había hecho buenas obras, sufrió por la humanidad, murió, resucitó y ascendió al cielo. Teseo, otro benefactor, quien, si bien resucitó, no subió al cielo.

Para darle autoridad y crédito al evangelio, ha sido atribuido a Lucas, un médico que acompañó al apóstol Pablo y que se menciona en algunas cartas atribuidas a Pablo y Pedro (Colo-senses 4,14; 2 Tito, 4,11 y 2 Pedro, 1,19).(6) No hay elementos probatorios, convincentes o superficiales, que acrediten la autoría o para reconocer a su autor.

Los eruditos han demostrado que en la antigüedad, para...

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