Testimonios desde los celulares

AutorFrancesc Millán

Uno de los compañeros le presta su celular para que introduzca la tarjeta. Tras unos segundos aparece en la pantalla el primer video. "Mira, por favor", susurra Mohamed.

Las imágenes son escalofriantes: se ve una aldea rohinya minutos después de haber sido arrasada por el ejército birmano. Hay manchas de sangre por el suelo, restos humanos, trozos de cabello, ropa de las víctimas y silencio, mucho silencio. El segundo video es similar: Mohamed, que es quien grabó las imágenes, camina durante tres minutos por su localidad y alrededores. Sus pasos se van cruzando con más sangre, más ropa abandonada, y más restos humanos.

"Los soldados mataron a todos los rohinya que pudieron... disparaban, cortaban cabezas, incendiaban casas. Cuando terminó todo, se llevaron los cadáveres con camiones", recuerda Mohamed, y explica que, como otros vecinos, él vio todo escondido en el bosque.

"¡Mira, mira!", insiste. Es otro video y en él se ve el cadáver de un muchacho de su edad, bañado en sangre, con la cabeza partida, reventada. "Era amigo mío... íbamos juntos a clase, jugábamos juntos".

Ahora, casi un año después de haber registrado estas imágenes, las protege como si fueran un tesoro. "No lo pensé mucho... después de ver todo lo que el ejército birmano nos acababa de hacer, supe que tenía que sacar el celular y grabar al menos las huellas para poder denunciarlo y mostrarlo a periodistas como ustedes. El mundo tiene que saber lo que nos han hecho", argumenta.

En plena época de esplendor de internet y de los smartphones, muchos rohinya emularon la decisión de Mohamed y utilizaron sus celulares para grabar los resultados de los ataques del gobierno birmano contra su comunidad, instantes después de que sucedieran. De hecho, en los campos de refugiados de Bangladesh no es difícil encontrarse con rohinyas que como él, guardan en sus teléfonos estos videos.

Hubait Khan, de 19 años y sonrisa valiente, es otro de ellos. También saca su teléfono y rápidamente se dirige a la galería de archivos. La primera foto muestra los cadáveres de tres niños pequeños que no debían tener más de seis años. La segunda, restos de sangre aún húmeda que tiñen de rojo varios metros de una senda rodeada de bosque y maleza.

-¿Esto es en tu pueblo?

-No. Esto lo encontramos en el camino, mientras escapábamos hacia Bangladesh. Seguramente, los soldados descubrieron a rohinyas que también escapaban y los mataron.

-¿Qué pasó en tu aldea?

Pasa dos fotos más y muestra una donde, de lejos, se...

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