Textos-Textiles

AutorFrancisco Toledo

Mi mamá nos echaba a la hora que estaba cosiendo, porque le quitabamos el tiempo y la distraíamos, mis hermanos y yo estábamos detrás de su cajita donde guardaba las cosas de bordar. Los hilos venían enrollados en carretes de madera, siempre me gustó la forma de esos carretes que aparecen en algunos de mis cuadros.

Por otro lado mi papá vendía azúcar, harina, fríjol y repartía su mercancía en camiones y camionetas, en temporada de lluvias sacaban grandes telas enceradas que servían para proteger la mercancía.

Para preparar las lonas, hervían cera y la aplicaban en capas sobre estas telas, a veces las remendaban porque con los jaloneos del viento las telas se rasgaban, entonces las parchaban. Los parches eran de colores diferentes, se notaban en las lonas, que por el uso y al arrastrarlas en el suelo, tomaba un color sucio, y por otro lado los parches eran nuevos con un color muy bello.

Cuando la lona se extendía sobre los camiones y estos estaban vacíos lograba pasar luz amarillenta, nos gustaba jugar dentro de las redilas, por ver esa luz que era un deleite.

Tengo otros recuerdos de niño, de cuando íbamos a Ixtepec, ahí vivía la tía Mexa que vendía huaraches, cinturones, sombreros, hamacas, sábanas muy bellas tejidas en Juchitán a mano, no eran de fábrica.

En tiempo de la cosecha de café en las montañas, los zapotecos y los mixes bajaban a comprar sus huaraches, cuando tenía como siete años vi a un mixe vestido de una manera que me llamó mucho la atención, se acercó a comprar un sombrero, yo estaba detrás del mostrador y no le quitaba la vista a su camisa, estaba hecha de remiendos, creo que no había una sola parte de la antigua camisa, todo era remiendo sobre remiendo, quizá la gente se reía de ese señor, pero a mi me gustaba mucho esa camisa.

El señor compró un sombrero y mi tía le dijo que le diera el sombrero viejo para tirarlo y que se pusiera el nuevo, el señor contestó que no, y se puso primero el sombrero viejo y encima el nuevo.

Mi tía le preguntó por qué se iba así, sin lucir su sombrero nuevo, él respondió que no, que al regresar al pueblo iba a quemar su sombrero viejo, porque ya lo había sudado y dejar su sombrero en un pueblo extraño podía perjudicarlo.

Cuando la gente de la montaña bajaba veíamos personas con doble sombrero, el viejo y encima el nuevo, que era el que acababan de comprar.

En un libro de textiles japoneses viene un tipo de textil elaborado con cosas viejas y nuevas, son piezas muy bellas de colección, cuando lo vi recordé a aquel señor de la camisa de remiendos.

Quién iba a decir que años después estos remiendos y amarres de las lonas los vería en libros y museos. Man Ray por ejemplo agarró una tela y envolvió una máquina de coser y le hizo unos amarres, la máquina de coser desapareció, pero quedó un objeto amarrado muy bonito, es muy revolucionario para la época en que lo hizo.

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"El plan infinito para cada alma -Su Provisión y Voluntad- no es visible para el ojo humano ni comprensible para el intelecto humano. Por lo tanto, comprende que la...

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