El tiempo de Ayotzinapa

AutorCarlos Martin Beristain

Esta mañana convocamos a otros chavos, ahora que ya tenemos un mapa de autobuses y de apodos, para completar los agujeros. Cuando empiezas una investigación así, al principio vas trazando el lienzo. Encuadres. Lugares. Colores de fondo. Grandes formas. Trazos a confirmar. El cuadro tiene un cierto latido. Y toca, en verdad, dibujar si quieres entender. Yo voy con mis mapas de aquí para allá, como si fueran un jeroglífico egipcio. Cada uno lo toma de un lado y lo mira, lo gira y asiente o matiza. Hay gente que tiene memoria fotográfica. Esas neuronas son mejor que una réflex. Hemos convocado a uno del escenario de los tres autobuses; a otro que estuvo en el primero de los autobuses que llegó a la ciudad, donde se quedaron encerrados y llamaron a los otros dos que estaban fuera de Iguala para que vinieran a rescatarlos; a uno que iba en el quinto autobús del que no se habla.Tenemos ya el boceto, pero este mural necesita de todas las manos. La tarde del sábado pasa en la sede del Prodh, el grupo de derechos humanos que lleva el caso de los estudiantes de Ayotzinapa. Para tomar testimonios se necesita un espacio de confianza. Como en Guatemala, cuando discutíamos cuál era el lugar para atender a las mujeres víctimas de violación sexual y una antro-póloga indígena nos dijo: el temazcal. Ese lugar del cuerpoalma. Nadie sabe de lo que allí se habla y ahí se cura. Nuestro temazcal esta tarde está aquí. Volvemos a los detalles de la noche. Ese camino de vuelta es también difícil porque no es sólo una historia. -Hablar de estas cosas duele, no hemos tenido oportunidades de hablar de todo esto así profundo.

Los jóvenes lo guardan de varias maneras hacia dentro, a veces es su protección; otras, la historia se cuenta en pocas palabras, mientras nosotros queremos el relato pormenorizado para volver allá con ellos. Me acuerdo de Tyte Mugreyfa, amigo y terapeuta ruandés en Bélgica, donde trabajaba con sobrevivientes de las masacres de 1994 de su país.

-Cuando tomamos un testimonio, toca volver con los sobrevivientes al lugar del horror. Nosotros no somos víctimas, pero tenemos que estar dispuestos a formar parte de ese camino.

Pasamos horas repasando la historia, hasta que la noche se echa encima. A las nueve, salimos Alejandro y yo de la oficina. Antes dejamos todo preparado para mañana.

-A las seis de la mañana nos vemos aquí. Tienen cama y cena. Vamos a ir a Iguala para hacer una inspección en los lugares de los hechos.

Los chavos están nerviosos. Dicen...

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