"Tiempo compartido"

AutorJavier Betancourt

Pedro (Luis Gerardo Méndez) llega al hotel con Eva (Cassandra Ciangherotti) y su niño (cuarto con alberca en el paquete vacaciones diseñadas en el cielo), pero resulta que hubo un error administrativo; además de los mosquitos, habrá que compartir el espacio con otra familia, y se adivinan problemas graves en el paraíso.

Como explica Sebastián Hofmann en la entrevista de Columba Vértiz (Proceso, 14 de enero), en ese ambiente artificial de pinas coladas y sonrisa obligada, la cosa empieza con slapstick ("payasada") y se deriva a lo siniestro. La verdad es que la incomodidad se encaja como astilla desde el principio y va mallugando la carne del espectador hasta sofocarlo.

Pedro llega ya cojeando, no se sabe si es hueso roto o polio, pero la fractura está instalada desde antes, el absurdo kafkiano del laberinto de la industria turística y sus técnicas de lavado de cerebro -temporada alta y falta de cupo-, no hace más que evidenciar el quiebre familiar; el desface entre la propuesta de felicidad turística con la realidad de la manipulación y la sangría hacia el usuario, resuena con el sueño de familia feliz de la clase media mexicana.

Entre juegos de paraíso e infierno, Hofmann y Julio Chavezmontes, su coguio-nista, se valen de paralelismos, antagonismos, reflejos, contrastes, todo un amor a la geometría que resuelve sus teoremas rompiendo espejos; Andrés (Miguel Rodarte), el personaje paralelo dedicado a labores ingratas de limpiador -poque quedó fracturado por el conglomerado turísitico-, desbarata a trompadas el aire acondicionado, emblema de vacaciones acapulqueñas; ahí. en los intestinos de la maquinaria, sobrevive la pérdida de su hijito, y el alejamiento de su mujer, convertida a la religión del...

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