El tiempo del fútbol

AutorFabrizio Mejía Madrid

-En realidad no hay ninguna regla -dijo el carabinero-. Siempre se está en desventaja porque el otro también te está observando, y ve cómo vas a reaccionar a sus movimientos. Lo único que en realidad se puede hacer es reaccionar. Y cuando empiece a correr cambiará de dirección al segundo paso, y tú mismo te has apoyado en el pie que no era.

Como en un portero esperando atajar el balón, mirar un partido de futbol es someterse a una especie de olvido de sí mismo en busca del instante en que todo cambie. Seguimos cada jugada esperando, esperando, aunque sepamos que lo más frecuente es que no ocurra lo que estamos esperando. Handke lo describe en los malentendidos entre la mesera y Bloch:

"Ella le invitó a que le acompañara a comer algo. Puso un plato frente a él, entonces él dijo que le faltaba el cuchillo, pero mientras tanto ella ya había puesto el cuchillo a un lado del plato. Tenía que ir al jardín para recoger la ropa, dijo ella, pues en aquel momento estaba empezando a llover. No estaba lloviendo, le corrigió él, solamente estaba cayendo agua de los árboles, porque hacía un poco de viento. Pero ella ya había salido y se había dejado la puerta abierta, así que él pudo ver que era verdad que estaba lloviendo. La vio correr y le gritó que se le había caído una camisa, pero resultó ser solamente la jerga del suelo, que estaba siempre junto a la entrada. Cuando ella encendió una vela encima de la mesa, él vio cómo la cera goteaba en un plato, porque ella sujetaba la vela un poco inclinada. Debería tener cuidado, dijo él, pues la cera se estaba derramando en los platos limpios. Pero en aquel momento colocó ella la vela en la cera aún líquida que había derramado, e hizo presión con ella en el plato hasta que se mantuvo en pie. «No sabía que tuvieras la intención de poner la vela en el plato», dijo Bloch. Ella hizo ademán de sentarse en un sitio donde no había ninguna silla, y Bloch exclamó: «¡Cuidado!», pero ella solamente se había agachado para recoger una moneda que se le había caído debajo de la mesa al hacer las cuentas."

Es justo la sensación del transcurrir de un partido de futbol: todo el tiempo, en cada instante, vemos la posibilidad de algo que normalmente no sucede, la magia del trazo, el toque preciso y el gol hermoso. Lo que sucede las más de las veces es el equívoco. El tiempo del futbol es una serie de desengaños sobrevolada por una fe absoluta en el desenlace triunfal. Por eso, porque es tan poco probable el juego bello, la...

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