¿Qué tipo de arte le gusta a AMLO?

AutorBlanca González Rosas

Filmado en áreas que generalmente son inaccesibles para el público, el documental pudo haber sido una excelente oportunidad para compartir, con todo tipo de grupo social, tanto significados de la identidad arquitectónica del inmueble como valores creativos y artísticos de la pintura decimonónica que lo decora.

Sin más argumentos que exclamaciones como "mira qué majestuosos espacios, mira qué belleza", ¿cómo entender la admiración de un presidente que promueve la austeridad ante espacios que, como el Salón Leona Vicario, se caracterizan por el excesivo lujo de sus opulentos y finos candiles?

En los corredores que rodean al Patio de Honor, su atención se centró en un enorme candelabro de porcelana europea que contiene una imagen del escudo imperial de Maximiliano de Habsburgo, sin mencionar el delicado magis-copio de Feliciano Béjar (México, 1920-2007) que estaba a su lado.

Dedicado únicamente a mencionar el nombre de los personajes representados en las pinturas que se exhiben tanto en los corredores -retratos monumentales de los presidentes de México-, como en el Salón Panamericano -Washington, Carlos III, Bolívar, José Martí-, López Obrador atravesó el Salón Embajadores sin por lo menos señalar la importante alegoría La Constitución de 1857. Una pintura que no sólo destaca por la resonancia de su difusión y el interés que ha generado en la historiografía del arte mexicano, sino también por ser la única representación de una figura femenina en todo el recorrido que realizó el presidente por el Palacio Nacional.

Pintada por Petronilo Mon-roy (México, 1832-1882) posiblemente entre 1868 y 1869, la emblemática alegoría representa a la Patria con una composición que no es narrativa ni descriptiva. Por el contrario, al igual que el modelo francés de representar la República y sus valores con la alegoría de una figura femenina -la robusta y decidida Marianne que inmortalizó Delacroix en su famosa La Libertad guiando al pueblo de 1830-, Monroy significa la Patria liberal de la República Restaurada con una mujer que, frágil, sensual y con referencias sutiles que remiten a representaciones de la Virgen María, sostiene la Constitución de 1957.

Ataviada con una túnica blanca que se le embarra evidenciando la voluptuosidad de su cuerpo, la joven mujer se ubica en un espacio ficticio de azul intenso que parece ser parte del cielo, y que el poeta Guillermo Prieto interpretó como el éter de México. Con referencias iconográficas como la rama de olivo que...

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