Al tiro / Respingan

Están molestos los jeques de la UdeG por la información de este diario acerca de que le pichan los viajes al jefazo Raúl Padilla.

Ya lo decía yo antes: tienen razón.

Eso no es un privilegio, sino parte de la labor de sacrificio que él, como inmejorable medio de contención, realiza a favor del dream team universitario para que éste anote los golazos en materia cultural que tanto se le celebran... en el DF: allá está el 98 por ciento de la “industria” de cine, según dicen los mismos de la UdeG. Lo que no explican es por qué tenemos que invitarles siete días de fiestas, tragos y tropicumbias cada año, all inclusive.

Puntualizan que ellos sí entregan información puntual, a diferencia del energúmeno de Casa Jalisco que también se la pasa turisteando. Ahí sí estoy casi de acuerdo. De hecho, mis dardos apuntan a que tales reportes de gastos son, en el mejor de los casos, incompletos: si mi patrón me manda en viajes de trabajo y no regreso con comprobantes –hasta del taxi o el hot dog del aeropuerto–, no sólo no me reembolsa gastos, sino que haría bien en sospechar de dónde saqué para solventarlos, con mi modestísimo sueldo. Pero no me imagino a Briseño leyéndole la cartilla a su jefe político, su gurú, o como Nacha Guevara: su cómplice y todo...

Vamos, que en el caso del jefe político de la UdeG no bastan las suposiciones: debemos saber cuáles son sus gatos... no, perdón, sus gastos. Gas-tos.

O comprueben que, de veras, las empresas parauniversitarias son autosuficientes al 100 por ciento. Es fácil: publiquen hasta el último centavo de entradas y salidas, y los datos de quienes aportan dinero. Es derecho de la sociedad y obligación de los funcionarios...

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