Tomás Zerón: el investigador que debió ser investigado
Autor | Ricardo Raphael |
Según su dicho, la noche anterior acudieron a la calle Juan N. Álvarez de la ciudad de Iguala y ahí encontraron "tres autobuses con las llantas ponchadas y a varios jóvenes que al parecer eran estudiantes".
Luego añaden: "por obvias razones... procedimos a retirarnos con la finalidad de no tener ningún altercado con los individuos que iban en el autobús".
Estos párrafos merecen toda la potencia de la lupa: ¿qué hacía la Policía Ministerial, cuya cabeza era el señor Tomás Zerón de Lucio -entonces director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC)-en el lugar y a la hora en que ocurrió una de las escenas clave de la agresión contra los normalistas?
¿Por qué estos agentes no actuaron, si hallaron tres camiones con llantas ponchadas y un grupo de estudiantes desconcertados? ¿Por qué ni Ortiz ni Dirzio reportaron la presencia de otros cuerpos de seguridad, como la Policía Estatal, la Municipal o el Ejército?
¿Por qué, si ninguna otra autoridad estaba presente, "procedieron a retirarse"? ¿Cuáles son esas "obvias razones" a las que hicieron referencia en su oficio?
El informe está fechado el 27 de septiembre de 2014 y fue dirigido al subdirector de la Policía Federal Ministerial de la subsede Iguala. (Puede consultarse en el segundo reporte presentado por el GIEI.)
Se han barajado hipótesis referentes a distintas autoridades involucradas de manera criminal aquella fatídica noche: han sido señalados como posibles responsables el Ejército, la Policía Federal, entonces dependiente del secretario de Gobernación, la Policía Estatal y también las municipales de Iguala, Mezcala y Huitzuco.
Sin embargo, un cuerpo de seguridad que no recibió atención durante las distintas diligencias es precisamente la Policía Federal Ministerial. A pesar de su presencia en Iguala, aquella noche, y su evidente despliegue al momento de la crisis, esa dependencia transitó invisible para casi todas las partes involucradas en la investigación posterior.
Una hipótesis plausible frente a esta omisión es que el principal responsable de realizar las pesquisas -el director de la AIC, Tomás Zerón- era al mismo tiempo el mando más elevado de la Policía Federal Ministerial.
Zerón enfrentó entonces un conflicto de interés: no debió ser investigador si al mismo tiempo debía ser investigado.
Las declaraciones de Carlos Canto Salgado, alias El Pato, que recientemente merecieron atención pública, obligan a valorar este conflicto de interés. El profesor de primaria que regenteaba el bar...
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