Torpezas, errores y servilismo ante Washington

AutorJ. Jesús Esquivel

WASHINGTON.- Los oficios del canciller Luis Videgaray ante el gobierno de Donald Trump son un fracaso rotundo para los intereses de México y hacen evidente que no ha terminado la etapa de "aprendizaje" de política exterior de quien se iniciara como secretario de Hacienda en el gobierno peñanietista.

El despeñadero del actual secretario de Relaciones Exteriores empezó con su intención de ganarse a Trump con gestos de simpatía, cuando el millonario era candidato a la Presidencia de Estados Unidos en 2016.

Al anunciar su candidatura por el Partido Republicano, Trump usó su odio a México y a los mexicanos en su plataforma electoral para atraer al voto más conservador y racista de su país.

El ahora mandatario etiquetó a los mexicanos de "violadores, criminales y narcotraficantes" y prometió sacar de Estados Unidos a todos los inmigrantes indocumentados. Además se comprometió con los votantes a construir un muro en la frontera sur de su país, cuya edificación sería pagada por México. La pasividad y lentitud del gobierno de Enrique Peña Nieto para responder a los ataques de Trump llamó la atención y el actual habitante de la Casa Blanca descubrió que su retórica le daba buen resultado.

Desde su campaña se confirmó que Trump sería un enemigo frontal de México y sus intereses porque anunció, a la par de sus medidas antimigratorias, que si ganaba la Presidencia anularía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TL-CAN) o sacaría a su país de ese acuerdo.

En la Cumbre de Líderes de América del Norte, el 29 de junio de 2016, en Ottawa, Vi-degaray inició una labor que dividió en ese momento al gabinete presidencial: según fuentes gubernamentales que corroboraron lo ocurrido en la capital canadiense (Proceso 2079), fue allá donde por primera vez le externó a Peña Nieto la idea de invitar a Trump a México.

El entonces secretario de Hacienda imaginó que llevando al candidato presidencial republicano a Los Pinos podrían convencerlo de que abandonara su retórica antimexicana. No pudo ver que Trump jamás dejaría de usar a México como piñata electoral por la simple razón de que le estaba funcionando.

Semanas antes del encuentro en Ottawa entre Peña Nieto, el entonces presidente estadunidense Barack Obama y el premier canadiense Justin Trudeau, cabilderos y asesores del Partido Republicano de Estados Unidos se acercaron a Videgaray con la aparente intención de hacerle consultas en materia hacendaria, pero en realidad le pidieron que el gobierno mexicano bajara el tono de sus críticas a Trump.

Fue por medio de esos asesores y abogados que Videgaray se puso en contacto con Jared Kushner, yerno de Trump, quien fungía como uno de los principales consejeros del candidato republicano.

Las fuentes gubernamentales consultadas en su momento apuntaron que Videgaray presumía que, en el mismo instante de...

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