La tragedia invisible

AutorRafael Croda

Nuevamente Haití está sumido en el caos. Ahora por una ola de protestas, disturbios y saqueos que estallaron el jueves 7 para exigir la renuncia del presidente, Jovenel Moise, y que aún hoy tienen semiparalizado al país más pobre del hemisferio.

En lo que ya se perfila como una sublevación social motivada por la miseria, el descrédito del gobierno y la corrupción, los jóvenes haitianos han tenido un papel protagónico.

En medio de la anarquía, ellos, un grupo de organizaciones sociales y religiosas y la oposición tradicional tratan de conducir la furia popular hacia un espacio en el que pueda abrirse paso un proyecto nacional capaz de dar respuestas eficientes a la persistente crisis política, económica y social. "Estamos viendo una rebelión de las masas en la que no hay líderes claros", dice a Proceso el politólogo y economista haitiano Joseph Harold Pierre.

Ya son más de dos semanas de manifestaciones, bloqueos de calles y carreteras, de negocios y automóviles que arden en llamas y de violencia. Al menos 15 personas habían muerto a balazos hasta el viernes 22, entre ellos el menor de 14 años Roberto Badio, y los heridos se contaban por decenas. La oposición habla de 50 muertos.

"Hay mucha tensión y siguen las protestas. Esto va a continuar porque la gente está muy inconforme con el gobierno y quiere la renuncia del presidente", dice vía telefónica, desde Puerto Príncipe, el director ejecutivo de la Red Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos, Pierre Esperance.

De acuerdo con el activista, "la violencia está latente y probablemente crecerá, porque el gobierno está enfrentando a balazos y con represión las manifestaciones".

Esperance relata que en las principales ciudades hay barricadas de jóvenes y niños que cierran vías con llantas encendidas, lo que dificulta el abasto de productos de primera necesidad.

La Oficina de Protección Ciudadana reportó que en distintas áreas del país no hay agua, alimentos ni atención médica y que muchas embarazadas se ven obligadas a dar a luz en sus viviendas.

"En los hospitales provinciales varios pacientes ya han muerto por falta de oxígeno y hay niños que están muriendo de hambre en muchos barrios pobres de todo el país", indicó el organismo.

Esperance advierte: "Estamos cerca de una catástrofe humanitaria".

La protesta estalló el jueves 7, día en el que se cumplieron dos años de la llegada de Moise a la Presidencia y 33 del fin de la dictadura deJean-Claude Duvalier.Y las movilizaciones y disturbios mantuvieron paralizado al país hasta el domingo 17.

Durante 11 días permanecieron cerrados comercios, escuelas, oficinas públicas, gasolinerías, el transporte público y varios hospitales. La gente se refugió en sus casas.

Un símbolo de la parálisis nacional fue la salida de circulación, durante ese periodo, del diario Le Nouuelliste, el mayor del país, que se volvió a imprimir hasta el lunes 18.

Desde ese día, las protestas y los piquetes de "resistencia" se focalizaron en diversos puntos y barrios de las ciudades, y las actividades escolares, comerciales y los servicios de salud se comenzaron a reanudar en forma parcial. Todo esto, en medio de un clima...

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