Trágico comportamiento del INE en el Estado de México

AutorBernardo Barranco V.

Los comicios intermedios suelen ser muy peleados y hasta violentos en los terrenos municipales. Por ello requieren una árbitro fuerte y legitimado.

La entidad mexiquense tiene el padrón electoral más grande de México, con 12 millones 389 mil 217 personas, equivalente a 13% del padrón nacional. Para dimensionar los números, el padrón mexiquense es poco menor que el chileno y tres veces más grande que el paraguayo. No hay que olvidar que el Edomex es la tierra que gobierna el grupo Atlacomulco de manera ininterrumpida desde hace más de 90 años ¿Es una irresponsabilidad del consejo general del INE haber dejado acéfalo al IEEM en pleno proceso electoral?

Me desmarco de la inédita confrontación entre el INE y la 4T. Un órgano electoral desautorizado por la Presidencia de la República nunca se había visto. Es una cuestión grave. Genera un inevitable desconcierto que afecta los procesos electorales y provoca descontrol en el espíritu y las reglas democráticas que deben prevalecer en la institucionali-dad de los árbitros, tanto en el INE como en el Tribunal Electoral. Por su naturaleza política, el gobierno no puede convertirse ni en el árbitro ni en el responsable último, garante de los procesos electorales. Pero tampoco el INE puede constituirse en un contrapeso político. No es su función.

Ante la debilidad política de los partidos, tampoco conviene al INE instalarse en una oposición política sustitutiva ni mucho menos asumir un rol protagóni-co ni mediático como el que han adoptado Ciro Murayama y Lorenzo Córdova. A nadie conviene que en cada momento se sospeche, se cuestionen y se refuten las decisiones del árbitro.

El INE y IEEM presentan dos posturas opuestas de relación con los gobiernos. El INE se viene enfrentando cada vez con mayor beligerancia al gobierno de la 4T mientras el IEEM es el polo opuesto: un instituto dócil y plegado al gobierno priis-ta de la entidad. Por diferentes vías el gobierno estatal tiene colonizado históricamente al instituto y posee en el secretario ejecutivo, Javier López Corral, a su principal operador político. Los dos modelos distintos son incompatibles. EI INE enar-bola una aparente autonomía beligerante, mientras el IEEM presenta una autonomía sumisa a los intereses del gobierno y sus aliados. Finalmente, el IEEM no posee la necesaria independencia sino una vergonzosa sujeción.

Fruto de esta atmósfera enrarecida entre el INE y la 4T, enmarcamos la desastrosa decisión de cuatro consejeros que cedieron a las...

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