Tras las huellas de la emboscada...

AutorPatricia Dávila y J. Jesús Esquivel

HUITZILAC, MOR.- Los disparos apagaron la quietud del caserío de Fierro del Toro a las ocho de la mañana del 24 de agosto. Antes que los tiros había llegado el ruido de los motores de vehículos que avanzaban a gran velocidad: Una camioneta Toyota negra -en la que viajaban dos agentes de Estados Unidos y un miembro de la Marina de México- era perseguida por una Voya-ger verde y una X-Trail amarilla. Con ayuda de los vecinos de este pueblo del municipio de Hui-tzilac, cercano a Tres Marías, Proceso recrea la persecución de ese día.

El tiroteo comenzó en un extremo del pueblo, en la intersección de dos brechas de terrace-ría: La que conduce al cerro El Pedregal y la que va a El Capulín, en el municipio mexiquen-se de Xalatlaco.

La Toyota, con placas diplomáticas, venía del campo de entrenamiento de la Secretaría de Marina (Semar) en El Capulín. En la confluencia de las dos brechas fue interceptada por la Voyager -que iba en dirección a El Capulín- cuyos tripulantes empezaron a disparar en ese lugar y a perseguir al vehículo diplomático. Después la X-Trail llegó y se sumó a la persecución y al tiroteo.

La balacera comenzó a 200 metros de donde empiezan las casas de Fierro del Toro. Desde sus milpas, casas o negocios los lugareños observaron el ataque; cuentan que al cruzar el pueblo, la Toyota ya tenía reventados los dos neumáticos del lado derecho. Tras pasar el pueblo la Toyota se metió a un terreno de milpas y agostadero, donde pudo perderse durante unos minutos. Los perseguidores se dispersaron para buscarla; el vehículo diplomático retomó el camino pavimentado a unos 600 metros de donde empezó el ataque y ahí lo detectaron los tripulantes de la X-Trail, quienes reiniciaron los disparos y la persecución. La Toyota les llevaba una ligera delantera.

El vehículo diplomático pudo alejarse un poco más de los agresores; había recorrido ya alrededor de 1.4 kilómetros desde el punto de inicio del ataque. Pero del lado izquierdo del camino estaba oculto un Chevy azul cuyo único tripulante empezó a disparar con una metralleta. Pese a todo la Toyota siguió adelante. El Chevy se sumó a la persecución.

Los dos estadunidenses y el marino avanzaron otros 800 metros hasta llegar a la carretera libre México-Cuernavaca y decidieron refugiarse en una gasolinera; se estacionaron frente al minisúper que está al fondo de la misma.

Hasta ahí llegaron también la X-Trail y la Voyager, que se detuvieron frente a la estación de gasolina. Las empleadas del minisúper se dieron cuenta de que se trataba de una persecución y se tiraron al piso. Afuera, los despachadores de combustible buscaron refugio, algunos corrieron a la parte de atrás del establecimiento, donde están las oficinas.

El Chevy, en cambio, se colocó en el punto en el que las salidas de la gasoli-nería llevan a la carretera México-Cuernavaca. Un hombre vestido de civil se bajó del Chevy con un arma larga, se colocó en posición de disparar y esperó. Los testigos calculan que la Toyota estuvo inmóvil unos cinco minutos.

Fuentes de la Procuraduría General de la República (PGR) indican que en esos momentos un superior del marino, con el , que éste se comunicó por radio, le ordenó avanzar hacia Cuernavaca. La Toyota reanudó la marcha tan súbitamente que sorprendió a los tripulantes de la Voyager y de la X-Trail, pero no al del Chevy, que , disparó varias...

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