La travesía acabó en San Fernando

SAN FERNANDO, TAMPS.- En Pasa-quina, El Salvador, hubo dos vidas que corrieron paralelas y no se unieron sino hasta el final: Yedmi Victoria Castro y Francisco Antonio Blanco, nacidos con 15 años de diferencia.

Ella, una quinceañera con ganas de estudiar medicina. Él, un treintañero en busca del sustento para su esposa y sus hijos. Ambos emprendieron un viaje que terminó en este municipio, donde fueron asesinados junto con otros 70 centroamericanos en agosto de 2010.

Fue la ejecución masiva que destapó "la cloaca del abuso contra los migrantes, aunque esas masacres se venían dando desde meses antes", asegura el psicólogo Alberto Xicoténcatl, director del albergue saltillense Belén, Posada del Migrante.

Yedmi y Toñito (como lo llamaban) vivían en el departamento de Pasaquina, cerca de la frontera con Honduras. Ella en Peñitas y él en El Tablón, caseríos donde campean la miseria y el abandono.

Ella vivía con sus abuelos, cursaba tercero de secundaria e iba a Nueva York a reunirse con su madre, Mariluz Castro. Yedmi acababa de celebrar su fiesta de 15 años. Un veinteañero llegado de Nicaragua la cortejaba y pretendía llevarla a vivir con él. Cuando su madre supo esto decidió que su hija se reuniera con ella.

Toñito quería jugar futbol con sus hijos e inculcarles el fervor por el Barcelona, pero la pobreza lo asfixiaba y decidió emigrar.

Él y la madre de Yedmi buscaron los servicios de un coyote y se comprometieron a pagar siete mil dólares, la mitad por adelantado y el resto al llegar a Estados Unidos, dos o tres semanas después, con garantía de tres intentos.

"En El Salvador hay tres formas de mi-grar. La más segura cuesta cerca de 20 mil dólares; el viajero llega en avión a un aeropuerto privado de Estados Unidos", explica Edu Ponces, experto en el fenómeno migratorio centroamericano.

La mayoría de los 500 mil centroamericanos que cada año cruzan México eligen lo más barato: La Bestia, el tren carguero donde la delincuencia organizada asalta, viola, secuestra y mata.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México documentó 9 mil 758 secuestros en seis meses, de septiembre de 2008 a febrero de 2009, pero se estima que sumando la "cifra negra" (los no denunciados) pueden ser hasta 18 mil al año, unos 50 diarios.

Hay otra opción. Cuesta de 6 mil a 8 mil dólares por persona y consiste en viajar por carretera desde Tapachula oTenosi-que por la costa del golfo hasta la frontera norte. Son poco más de dos mil kilómetros plagados de policías...

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