Una tregua avalada por "El Chapo"

AutorRafael Croda

MEDELLÍN, COLOMBIA.- Tras varios años de guerra y miles de muertos, las organizaciones criminales Los Urabeños y La Oficina -dominantes de la actividad delictiva en esta ciudad- acordaron el pasado julio una tregua llamada Pacto del Fusil, que coincidió con una drástica caída en el índice de homicidios y cuya gestación se atribuye en los barrios bravos de la ciudad al ato costo financiero del conflicto mafioso, a la necesidad de esos grupos de potenciar sus negocios ilegales y al acoso de la policía.

De acuerdo con el presidente de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades) de Medellín, Luis Fernando Quijano, el Pacto del Fusil tiene "el aval del Cártel de Sinaloa porque (la organización delictiva mexicana de Joaquín El

Chapo Guzmán) ve la necesidad de acabar ese conflicto a fin de no afectar más el suministro de droga para sus rutas a Estados Unidos, que ha estado cayendo.

"En reuniones entre jefes de La Oficina y Los Urabeños ha existido presencia de mexicanos, de gente del Chapo. A ellos les conviene este acuerdo porque fortalece a Los Urabeños, sus socios principales en Colombia, y les garantiza más embarques", dice a Proceso el investigador del conflicto urbano y del fenómeno ma-fioso en Medellín.

Según organismos colombianos de inteligencia, el Cártel de Sinaloa tiene una estrecha relación de negocios con Los Urabeños -la mayor banda criminal (bacrim) del país y la más involucrada en el tráfico internacional de cocaína-, aunque en el pasado también hizo negocios con La Oficina.

Giovani, un mando medio de La Oficina en la Comuna 13 de Medellín -una de las más violentas y golpeadas por la guerra entre los combos (pandillas) de las dos organizaciones mafiosas dominantes-, dice que el Pacto del Fusil es consecuencia "del desgaste económico que estábamos teniendo" por los frecuentes enfrentamien-tos armados.

El año pasado se registraron en esa comuna (barrio popular) cuatro homicidios semanales, la mitad de menores de 25 años. El pasado febrero dos jovenes fueron asesinados por invadir el territorio de una banda rival, lo cual causó alarma social y desató un fuerte operativo policiaco.

"Esto afectaba los negocios, el boleteo (extorsión), el comercio (bajo coerción), el microtráfico, y nos hacía muy visibles para la policía, estábamos facilitándole el trabajo", asevera el jefe de zona, quien en su interacción con la comunidad se conduce como un dirigente social más que como un capo mafioso. Una mujer mayor lo saluda a la mitad de la calle y él saca del bolsillo un billete de 10 mil pesos colombianos (unos cinco dólares) y se lo entrega. "Tenga, mamita", le dice.

Giovani -con una camiseta del equipo de futbol Nacional de Medellín, tenis Nike, pantalón de mezclilla y tres guardaespaldas- dice que la tregua con Los Urabeños fue pactada "por los jefes altos; los mexicanos han estado en reuniones posteriores, en las que se han cuadrado negocios".

Quijano sostiene: "Desde que se dio...

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