Tren Maya: ¿Otro elefante blanco?

AutorDenise Dresser

Así lo revela el estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad. Un texto profesional, de lectura imprescindible por lo que revela, por los retos que retrata, por los desafíos que el gobierno necesita encarar. Ahí están los datos y la evidencia. Ahí están las comparaciones a nivel internacional. Y el objetivo del análisis no es asumir una postura adversarial vis a vis la nueva administración; busca que no repita los errores del pasado. Quiere que no deje tras de sí Estelas de Luz y trenes incompletos y obras inacabadas; que no caiga en las mismas trampas en las que cayó Peña Nieto y muchos gobiernos más: la tentación de usar obra pública para legitimar, para impresionar, para arrancar aplausos políticos en vez de producir utilidades sociales. Obras enraizadas en la vanidad personal, no en los beneficios colectivos. Nadie quiere que el Tren Maya sea eso: otro proyecto más que acaba siendo un elefante blanco incapaz de proporcionar crecimiento y desarrollo integral, pero sí sea financiado de manera permanente por los contribuyentes.

Por eso las alertas, por eso los focos rojos, por eso los llamados de atención ante lo anunciado. Los megaproyectos de infraestructura a nivel mundial son em-prendimientos complejos, requieren años de estudio, desarrollo y construcción. Sólo uno de cada diez se termina a tiempo, cumple con lo presupuestado, desparrama los beneficios sociales anticipados. Sólo las líneas ferroviarias París-Lyon y Tokio-Osaka son rentables. Las demás terminan subsidiadas por gobiernos vía impuestos ciudadanos, terminan de manera criticable. Como el Tren Interurbano México-Toluca, un microcosmos de todo lo que puede salir mal. Una obra inconclusa, con un aumento del costo de 90 por ciento del presupuesto original, que ha dejado de ser socialmente rentable precisamente por ello. Porque no se planeó bien, porque no se liberaron totalmente los derechos de vía, porque hubo procesos de contratación desorganizados y opacos, por lo que acabó costando cada kilómetro de construcción, porque los sobrecostos han erradicado los beneficios sociales a futuro.

Con base en esa experiencia previa y comparaciones con otros proyectos ferroviarios a nivel internacional, es posible prever que el Tren Maya costará entre 4 y 10 veces más que lo proyectado por el gobierno federal. Es probable que -como en otras obras- se estén subestimando costos y sobreestimando el número de pasajeros, como ocurre globalmente. Y la rentabilidad también...

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