Tropas de asalto... a casas habitación

AutorGloria Leticia Díaz

TIJUANA, BC.- La víspera del arranque de la caravana por la paz que encabeza Javier Sicilia por Estados Unidos, la familia compuesta por Guadalupe Durán Durán, de 44 años, su esposo Javier Delgado Luna y su hijo Javier, de 13 años, dio conocer un caso más de abuso de personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la guerra contra el narcotráfico emprendida por el presidente Felipe Calderón.

Frente a decenas de agraviados como ellos, la tarde del sábado 11 compartieron con Sicilia sus tragedias y esperanzas. Guadalupe contó la historia que desencadenó en la muerte de su padre, el ganadero Ramón Durán Muñoz.

Éste fue detenido la noche del 7 de marzo de 2011 con su hija, su yerno y su nieto, entonces de 12 años, por soldados que allanaron su domicilio en Maneade-ro, municipio de Ensenada. Fue golpeado, y después conducido a la guarnición El Ciprés, donde se le instruyó proceso por supuesta posesión de armas y drogas.

Durán Muñoz permaneció 27 días en el penal de La Mesa, en Tijuana, y murió el 4 de abril cuando una ambulancia lo trasladaba a un hospital.

El 14 de julio de 2011, Guadalupe y Javier fueron declarados inocentes de los cargos por delitos contra la salud, posesión de armas y homicidio en grado de tentativa.

En entrevista, la familia Delgado Durán cuenta con detalle su historia, pese a los riesgos que implica: "Estamos amenazados de muerte desde que nos detuvieron los soldados -comienza Guadalupe Durán-. En un careo delante del juez y el secretario de acuerdos, los militares nos gritaron que iban a matar a toda nuestra familia si seguíamos con nuestros escándalos y mitotes. Ellos (los funcionarios) ni siquiera anotaron el incidente en las actuaciones. Tenemos miedo de hablar, pero también queremos que se haga justicia".

El asalto

El 7 de marzo del año pasado, en la noche, Guadalupe Durán encontró a unos hombres rondando en el jardín de la casa que compartía con su padre, don Ramón Durán, en Maneadero, poblado de unos 15 mil habitantes, a 20 kilómetros de Ensenada.

"Yo pensé que iban a secuestrarnos -relata- y a las 10:20 llamé al C4 para avisar que unos hombres encapuchados y vestidos de negro querían entrar a la casa. Gritaban puras groserías. Yo les preguntaba quiénes eran y empezaron a disparar a la casa".

Agrega Javier Delgado: "Saqué la pistola de mi suegro (un revólver calibre 38 registrado por la Sedena a nombre de Durán Muñoz) y disparé dos veces al aire por la ventana; ellos le dispararon a un tanque de gas".

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