Trump en el 2020

AutorOlga Pellicer

Es de esperar que el Senado considere infundadas las acusaciones contra Trump. El comportamiento en la Cámara de Representantes, donde los republicanos votaron unánimemente en contra, indicó que, a pesar de numerosas razones para que miembros del Partido Republicano vieran sus intereses afectados por apoyar a Trump, hay una gran lealtad política hacia él. Por ello, la líder del Partido Demócrata, Nancy Pelosi, ha decidido que no enviará al Senado los cargos mientras no se hayan sentado las bases para un proceso "justo". No obstante, es difícil determinar lo que se entiende por "justo" dados los escasos precedentes que tiene el caso. El impeachment (juicio político al presidente) sólo se ha utilizado tres veces en la historia de Estados Unidos. En los casos anteriores, la decisión de destituir al presidente no ha ocurrido. Esta vez sucederá lo mismo. Sin embargo, hay circunstancias que configuran una situación más compleja y con mayores implicaciones.

Es la primera vez que el juicio político coincide con la campaña para la reelección del presidente. De allí que la preocupación central sea el grado en que dicho juicio va a influir sobre las elecciones. A primera vista, parece que poco ha cambiado. La sociedad estadunidense está profundamente polarizada. De acuerdo con las encuestas, las múltiples comparecencias de funcionarios públicos, juristas y diplomáticos que evidenciaron el uso del poder para fines personales por parte de Trump -como fue retener la ayuda militar a Ucrania, presionándolo así para llevar a cabo una investigación que perjudicaría a su contrincante político más importante-, no ha causado mayor impresión entre sus partidarios. Por el contrario, acentúa en ellos la ira contra los demócratas que, desde su punto de vista, no han aceptado nunca el triunfo de Trump en 2016.

La polarización se mantiene casi exactamente 50%-50% entre la sociedad estadunidense. Romper ese impasse exige una planeación muy cuidadosa de los demócratas para ampliar las pruebas en contra de Trump y para que, en caso de reelegirse, encuentre un panorama menos favorable al obtenido en 2016, cuando conquistó también la mayoría en las dos cámaras, de Representantes y de Senadores.

Retrasar el voto en el Senado se hace con el objetivo de obtener mayor número de comparecencias e información que le pueden ser dañinas a Trump. Difícil saber si tales intentos tendrán éxito. No se puede olvidar que 53 escaños, de los 100 del Senado, están ocupados por...

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