Trump vuelve a la política de los Tomahawk

AutorTémoris Grecko

Era la noche del viernes 13 en México, pero las 4 de la mañana del sábado 14 en Siria, cuando el gobierno de Bashar al Assad emitió los primeros reportes de explosiones causadas por misiles Tomahawk estadunidenses en su capital, Damasco. Una hora más tarde llegaron datos de 13 cohetes que golpearon el sur de la ciudad.

El objetivo fue un laboratorio de investigación científica en la periferia de la urbe, aunque simultáneamente Donald Trump daba una conferencia de prensa en Washington y dejaba en claro que había fijado numerosos blancos para sus cohetes.

La prensa estadunidense había mencionado días atrás que se planteaban al menos ocho lugares por destruir, entre ellos dos bases aéreas, un centro de investigación y una instalación de armas químicas. La cadena televisiva CNN citó a un funcionario del Pentágono no identificado, quien precisó que la ofensiva no constaba de una sola oleada de ataques, como la que lanzó hace justo un año, sino que sería una múltiple.

Las amenazas de Trump comenzaron el martes 10. Nadie las tomó a la ligera. El gobierno sirio ordenó la evacuación de aeropuertos y cuarteles militares. Las tropas iraníes se retiraron de sus barracas. Los rusos abandonaron su base naval en Tartús, la única que tienen en el Mediterráneo.

Su embajador en Líbano, Alexander Zasypkin, declaró que si Estados Unidos ataca Siria "los misiles serán derribados e incluso (golpearemos) las fuentes desde donde fueron disparados".

Israel se adelantó lanzando un ataque aéreo. Arabia Saudita anunció que se sumaría a la operación contra Siria. El presidente francés, Emannuel Macron, confirmó que haría lo mismo, e incluso aseguró tener evidencias de que el régimen sirio volvió a atacar a la población civil del barrio damasquino de Ghouta Oriental con armas químicas. En Gran Bretaña, la primera ministra Theresa May -debilitada en las encuestas, aislada en su partido y contra la opinión pública- declaró que se sumaría a la ofensiva e incluso evitaría el trámite de obtener la aprobación del Parlamento, que se la negó a su antecesor David Cameron en 2013. Esa semana todo el mundo contuvo la respiración, a pesar de que, en el fondo, nada fuera de lo usual había ocurrido en Siria, pues el uso de cloro ha sido rutinario. Lo único sorprendente era que el presidente Trump hubiera adelantado que iba a lanzar un ataque y así facilitara que su objetivo se preparara para minimizar los daños.

El propio Trump estaba en problemas en su país. Una examante exigía que...

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