Uber vs. taxis

AutorErnesto Villanueva

Primero. Está fuera de toda duda que la libre competencia y la existencia de diferentes opciones puede reducir costos a los clientes del transporte de cualquier naturaleza. A mi juicio, ese punto de vista no se encuentra a discusión. El arribo de Uber a México ha traído una alternativa que compite sobre todo con el taxi de sitio. Es más barato, eficaz y seguro, en virtud de que no está sujeto a toda la maquinaria burocrática que regula el transporte público. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) se ha pronunciado a favor de Uber, pero lo ha hecho en abstracto, sin considerar que se trata de un tema de varias aristas, lo que tendría un efecto perverso en la solución si no se atiende a varios actores que deben ser tomados en cuenta.

Para la Cofece, la solución simplista es "viva la libre competencia", aunque se dejen varios heridos en el camino. En casi todas las naciones donde existe Uber puede advertirse una pacífica coexistencia con los taxis. El problema en México es el sistema formal e informal de la corrupción sistémica e institucional creado para satisfacer necesidades ajenas al interés público. Mientras en California, Estados Unidos, algunos choferes de Uber han demandado a la empresa para ser catalogados como empleados no contratistas, en México nadie, ni los taxistas ni los operadores de Uber, son empleados y, por tanto, carecen de las prestaciones de la seguridad social, con unas cuantas excepciones. Este tema, por supuesto, no está en la agenda de la discusión porque ni a Uber ni a los líderes de los taxistas les interesa ventilarlo.

Segundo. Es evidente que, a menores requisitos burocráticos y extorsiones de las autoridades a los taxistas -e independientemente de las labores clientelares de éstos para el PRD en el DF, y para otros partidos políticos en el resto del país-, el costo del servicio de taxi podría ser más barato para competir con Uber en terreno parejo. A diferencia de Uber, que cobra exclusivamente 20% de sus ingresos a sus "contratistas independientes", el taxi que existe hoy y aquí ha debido pasar (y sigue pasando) por un esquema de corrupción operado por el Gobierno del DF, que implica : a) Placas de taxi a un precio real de aproximadamente 70 mil pesos; b) Licencia especial sustancialmente más cara que la de un automovilista particular; y c) La extorsión permanente del área de "servicios públicos" que los inspecciona y les exige dinero bajo...

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