Ugalde: irrelevantes, la fiscalización y las reformas electorales

AutorRosalía Vergara

Con las impugnadas elecciones del 4 de junio para gobernador en Coahuila y el Estado de México quedó demostrado el fracaso de la reforma electoral de 2014, lo que vaticina un conflicto postelectoral para 2018, afirma Luis Carlos Ugalde Ramírez, quien en 2006 fue presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), ahora Instituto Nacional Electoral (INE).

En entrevista, el polémico exconsejero presidente del IFE (2003-2007) critica sin tapujos al INE, a los Organismos Públicos Electorales (Oples), a la Unidad Técnica de Fiscalización del INE, a los partidos políticos y las reformas que se aprueban después de una elección presidencial para subsanar las ilegalidades cometidas antes y durante una jornada electoral.

-¿Cree que el INE ha sido parcial?

-Creo que ha actuado bajo una óptica totalmente legalista de su función electoral. Me parece que las autoridades electorales requieren expandir su rol legalista a una órbita donde además de su aspecto legal, que es su fundamento, se adopte un rol de autoridad política e incluso de autoridad moral en procesos electorales. Eso es muy importante y no se está haciendo.

-¿La ciudadanía tiene una mala opinión del INE?

-La percepción en las encuestas demuestra que hay una desconfianza en las autoridades electorales.

-¿Esto puede repercutir el año que entra, en la elección más grande de la historia del país?

-Sí, esto los coloca (a los consejeros del INE) en una situación sumamente frágil y preocupante, porque no es nueva la crítica sobre las autoridades electorales. Cuando fui presidente del IFE la experimenté y la padecí. La diferencia entre 2006 y 2018 es que ahora la crítica empezó un año antes de la elección y en 2006 se inició después de la jornada electoral.

"Este es un tema muy relevante. Un año antes de la elección federal se está pidiendo la renuncia de los consejeros, las encuestas muestran una muy baja confianza y se pone en duda su papel. Es la elección más grande de la historia, con 30 comicios locales, entre ellos nueve de gobernador, la elección presidencial, la del Congreso federal y la inédita en la Ciudad de México."

Considera que, pese a que el INE tiene mucha más autoridad en la organización de los procesos electorales, la confianza en sus consejeros es muy precaria: "Es muy preocupante porque, y esto es nuevo, vamos a ser rehenes de quién gana y por cuánto gana para saber si se acepta o no se acepta el resultado. Ese es el gran drama de la democracia electoral: que la concesión del triunfo depende de eso".

Según su análisis, si Andrés Manuel López Obrador gana la Presidencia en 2018 "no va a haber lío, va a haber un final feliz, entrecomillado, pero feliz. Pero si no gana López Obrador va a haber lío, cuestiona-miento.Y si a eso se le suma que en varias de las nueve elecciones de gobernador los perdedores van a desconocer el resultado, podemos pronosticar que el proceso poselectoral va a estar complicado".

En su opinión no se debe "esperar que gane López Obrador para que haya un final feliz. Eso no puede ser. El final feliz debe derivar de que los jugadores con reglas ciertas acaten el resultado de un proceso...

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