"El último ciclista"

AutorEstela Leñero Franco

Ya en 2012, Slomianski la había llevado a escena con una adaptación que incluía la recreación de la obra, junto con la situación de los presos en el campo de concentración. En la propuesta que ahora se está representando en el foro La Gruta, la obra se centra únicamente en la historia que Svenk escribe, aunque se incluye una voz en off innecesaria que nos ubica en la realidad. Slomianski consigue una obra compacta y con gran velocidad anecdótica.

La puesta en escena es lú-dica y visualmente atractiva. La creatividad del grupo en la conformación de los personajes, el desarrollo de la trama en el escenario y las resoluciones escénicas son de gran ingenio. El trabajo de la Compañía, la dirección de Natalia Goded, como su opera prima, y la dirección en técnica de máscara de Julieta Ortiz, nos hacen reír de una tragedia a partir de una parodia espeluznante sobre el nazismo.

Karl Svenk, con una historia simple, crea una analogía en la que los nazis son unos locos que se escapan del manicomio, comandados por la Gran Mama, quien ha decidido que todos los ciclistas deben ser exterminados. Los lunáticos, entonces, se abocan a esa tarea sin saber bien a bien por qué lo hacen; parecen enfermos mentales que andan como zombis o como seres movidos por los hilos de una mujer y de Rata, su compinche. El último ciclista que queda por mandar a la Isla del Horror -que significa la muerte- es perseguido por estos lunáticos pasando por un sin fin de aventuras.

La técnica de máscaras es el mejor recurso que esta compañía encontró para recrear a los personajes...

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