Universalidad en salud

AutorGregorio Martínez Narváez

Cuando los funcionarios y políticos se refieren a la universalidad en salud, pronto se aprecia que lo que en realidad tienen en mente es "una cobertura universal" y no la universalidad propiamente dicha. Tampoco se encuentra la intención de procurar que el país disponga de los recursos suficientes para atender a su población.

A lo que se refieren es al registro de todos los pobladores en las instituciones de cuidado de la salud. Así se declara "umversalmente" cubierta una región cuando los informes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y el Sistema de Protección Social en Salud o Seguro Popular, muestran que sus poblaciones suman un número equivalente al de quienes han sido censados en una entidad.

Así sucedió cuando a fines de la administración pasada vimos a un político exclamar con entusiasmo, junto a una bandera blanca, que se había alcanzado la universalidad en todo el territorio nacional. Quería decir que ya se habían anotado todos los ciudadanos.

No era un engaño deliberado, sino la ignorancia sobre el verdadero alcance de los recursos en este sector, y también, del desconocimiento de la naturaleza de la universalidad en salud.

Recientemente se hizo un esfuerzo por recopilar ideas sobre el tema. Un funcionario de la Organización Panamericana de la Salud hizo una investigación y elaboró un libro conteniendo las opiniones de funcionarios, directores de servicios y profesionales reconocidos (Cobertura Uniuersal de Salud en México, OPS/OMS, 2013) De su lectura se aprecia la poca certeza y la indefinición en torno a dicho concepto.

Entre las opiniones vertidas se propone, por ejemplo: alcanzar la universalidad a través de la atención ambulatoria, o bien crear fondos comunes entre las instituciones. Destacó una medida (también sugerida por la OCDE), consistente en realizar convenios de intercambio de servicios entre las instituciones, para así extender la capacidad instalada, pero sin tomar en cuenta que ésta se encuentra saturada y que la sobredemanda se refleja en forma desgarradora en los servicios de urgencia de los hospitales públicos.

A pesar de ello este intercambio ha sido la estrategia para la cobertura universal. Por supuesto que constituye sólo un placebo, pues el país no tiene la infraestructura para cubrir a toda la población; por ejemplo en la atención hospitalaria, el total de camas disponibles en el sector público sólo es...

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