De las urnas a las audiencias

AutorJohn M. Ackerman

El poder de Televisa, y de los otros grandes consorcios mediáticos, no es resultado de la operación del libre mercado o de la libertad de expresión, sino del control estatal y de los privilegios gubernamentales. Durante el sexenio pasado, Enrique Peña Nieto gastó más de 50 mil millones de pesos en publicidad oficial. De acuerdo con los estudios de la organización civil Fundar, 40% de ese gasto llegó a solamente diez de las mil 433 empresas mediáticas que operan en el país. Televisa y TV Azteca juntos recibieron 30%. Y estas cifras no incluyen la indignante corrupción informativa que también existe a nivel estatal, donde gobernadores derrochan enormes cantidades de dinero público a favor de coberturas mediáticas favorables.

Andrés Manuel López Obrador ha anunciado que reducirá drásticamente el gasto en publicidad. Habrá un recorte de más de 50% en este rubro. Además, el jefe de Comunicación Social de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez, afirma que este recurso se distribuirá de manera mucho más equitativa y equilibrada, incluyendo las radios comunitarias y los medios alternativos.

El nuevo gobierno también dará un fuerte impulso a los medios públicos. Se creará una nueva Coordinación General de Medios Públicos para potenciar y coordinar la muy importante labor de medios como Canal 11, Canal 22, Radio Educación, IMER y Notimex, entre otros. El nuevo presidente ha aclarado que no se trata de convertir estos medios en voceros del gobierno en turno, sino de fortalecerlos como verdaderos medios públicos que abren la puerta a la más amplia pluralidad de voces.

López Obrador también se ha comprometido con garantizar el acceso universal y gratuito al internet en todo el país. En muchas regiones la televisión abierta sigue siendo la única fuente de información disponible. Con internet para todos los ciudadanos podrán elegir mucho más libremente dónde y con quiénes se informan.

Así que los medios de comunicación privados tendrán que aprender rápidamente a convivir con las reglas del libre mercado y la competencia mediática. Si quieren sobrevivir, deben generar nuevos contenidos más confiables y formatos más plurales capaces de retener la atención de una audiencia mexicana cada vez más demandante y consciente, como lo anticipó Jenaro Villamil desde el año pasado en su importante libro La rebelión de las audiencias.

Este nuevo contexto es lo que explica tanto la llegada de Carmen Aristegui como la salida de Carlos Loret de Mola de Grupo Radio...

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