El uso no sexista del lenguaje

AutorPatrick Johansson K.

La legítima reivindicación de las mujeres, en cuanto al lugar que ocupan en la sociedad y el afán justo de poner fin a la inequidad y desigualdad manifiestas que existen en diversos ámbitos sociales, en relación con el género masculino, ha alcanzado, en los últimos años, un espacio que de alguna manera si bien no las fundamenta ni las justifica, las abstrae conceptualmente, las contiene y las refleja: el lenguaje. Esta ideología emergente aboga, en términos generales, por una actitud no sexista en la expresión verbal, y una mayor "visibilidad" de la mujer en el discurso, y allende el discurso, en el sistema mismo que le subyace y lo configura.

Lo esencial (en el sentido filosófico del término) que representa el lenguaje para el ser humano, incitó a una vanguardia feminista a buscar más allá de lo socio-existencial, en el subsuelo lingüístico, la raíz del mal para extirpar algunas de sus hebras sexistas más flagrantes.

La lengua es un mundo

En este mismo sentido, de manera algo hiperbólica, podríamos definir una lengua como un "mundo", según las acepciones lexicográficas que definen el término "mundo" como "conjunto de cosas abstractas, de conceptos, considerados como formando un universo", o bien como "conjunto de cosas o seres que son considerados como formando un todo organizado"(1).

En esta perspectiva, el sistema sintáctico, morfológico, léxico de una lengua, sus campos semánticos y su semiología, así como las modalidades de su uso discursivo constituyen un mundo en el que se perfilan una axiologíay una episteme(2) propias. Una lengua es un verdadero microcosmos verbal y eidético que mantiene una estrecha relación con un macrocosmos a la vez natural y cultural en el que están inmersos sus hablantes. En este contexto, parece lógico que este "universo de seres, o cosas abstractas" esté organizado de tal manera que lo femenino tenga un lugar protagónico.

En este mismo rubro de las definiciones, pero en el contexto más entrañable de una filiación ideológica, casi ontológica, del ser humano con el lenguaje, lo que define a dicho ser humano como tal es antes que nada la función simbólica, y su instrumentación predilecta: las lenguas, las cuales distinguen a su vez una colectividad humana de otra (sin discriminación genérica). "Soy lo que digo", escribió el filósofo alemán Martín Hei-degger, quien reiteró: "El lenguaje es la casa del ser"; "nacimos del lenguaje", expresó el lingüista Petitgérard; "los seres se definen y se sitúan en y mediante el lenguaje", afirmó el también lingüista Emile Benveniste. En cuanto a Ludwig Wittgenstein...

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