El Valedor / Animalero de miércoles

Sigue aquí, mis valedores, la Balada del Hallo Silver que, dedicada a Fidel Velázquez, como traje a la medida le sienta a Rodríguez Alcaine, su heredero en la CTM. Quedamos en que abrumado de años, achaques y reelecciones, El Llanero Solitario yace postrado, indefenso y medio muerto de sed, en la medianía de un desierto plagado de líderes, o más propiamente de lobos, hienas y algún Zedill... zorillo, que se ceban en el infeliz. Yo, ante cuadro así de patético:

¡Aguas, don Fidel! (Llanero, quise decir) ¡Acá, en dirección a la zanca sentida, el culebrón doble ancho! Fauces abiertas, colmillos envenenados. ¡Pélela, don Llanero, su fusca..!

Y sí. Un nuevo disparo estremece el desierto, y el animalero recula, pega el brinco en reversa. "Si no me agacho me pasa lo que a La Quina..."

El Llanero Solitario pistojea bajo un sol que rostiza cactos, rocas, lagartijas, alacranes de ponzoña, víboras de cascabel. Y esta boca reseca, y la bronquitis, y un peroné hecho lodo biológico.

- Oh, y ahora quién podrá defenderme, si todos están que se las truenan por agandallarse mi sillón...

De repente: ¿milagro, alucinación, embeleco de unos sentidos acalorados? Allá, en el horizonte, aquel cordoncillo de polvo se acerca y se ensancha conforme la distancia se va haciendo menos. En las antiparras oscuras (dale, pues: ¡en el antifaz!) un fulgor de esperanza, mientras se acerca el trácata-traca (¿cláxon de microbús en pleno desierto?). Corrijo: se escucha el tracatrá-tracatrá- (así sí) del caballo corredor. ¿Quién podrá ser el jinete? A pujidos, don Fidel alzó la cabeza superior.

- Bienvenido, quienquiera que seas.

- Ser yo, Kimosabi.

- Pero... ¿eres realmente tú? Pellízcamela, a ver si no estoy soñando delirios. ¿Eres tú, mi fiel Toro Rodríguez Alcaine?

- El mismo que vestir y calzar, Kimosabi.

- ¡Mi buen Toro, compañero de aventuras! Gracias a la Morena de la Villa (Nicolás Romero), que diste conmigo. Ya no podía más: hambre, sed, un calorón marca diablo y este animalero de miércoles.

- Ser viernes, Kimosabi.

- Mi cantimplora, ¿ves? Casi vacía. Pero mis penas han terminado porque ya tengo a mi fiel Toro. ¿Cómo fue ese milagro, Guera..?

- Yo seguir el rastro de sierpes, hienas y reptiles, la comadreja Gordillo y lobos senadores, con algún diputado chacal. Arañar de sus garras traerme hasta ti. ¿Cómo andar de tu zanca, darme razón..?

- Me la partí, Toro, me la partí.

- Te la partieron, Kimosabi...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR