Los veintes

AutorFabrizio Mejía Madrid

Ya que hablamos de comparaciones, Fitzgerald dijo de sí mismo que "estaba inflado por el mercado editorial" y que era Ernest Hemingway "el auténtico genio de la década". El escritor-macho cargaría con la responsabilidad de llevar a las letras norteamericanas a la gloria, mientras él podía escribir por dinero y dedicarse sin culpas a hacer guiones para las películas, que él veía como "una nueva forma de literatura". Cuando murió a los 44 años, su colega en el exilio francés, John Dos Passos, se quejó de las críticas que demeritaban a Scott porque su literatura estaba ligada a su época:

"Los críticos no parecen considerar necesario el leer los libros; todo lo que necesitan para tirarlos al cesto de la basura es clasificarlos como algo escrito en tal o cual época ahora pasada. Eso nos lleva a la ineludible conclusión de que estos caballeros no siguen otros criterios más que los de las modas de los escaparates de la Quinta Avenida. Lo que significa que, cada vez que escriben de literatura, en lo único que piensan es en la cotización actual de un libro en la Bolsa, un asunto que poco tiene que ver con su eventual valor. La capacidad de, al mismo tiempo, distanciarse de una época y sintetizarla, es lo que hace una buena obra, pero ellos no lo saben porque no las han leído."

Luego, Dos Passos deletrea lo que le parece mal del desenlace del exceso de alcohol adulterado que Scott tomó por galones durante la Prohibición: los críticos que no leen lo que reseñan; el analfabetismo de los lectores que ya no son capaces de entender una historia para mayores "de doce años" y que se pierden en los subtítulos del cine; la contradicción que se establece entre periodistas y escritores "serios", entre quienes escriben para la gloria eterna y quienes lo hacen para comer, entre escritores con lectores y escritores sólo con críticos. En fin, lo que en estos nuevos años veinte nos parece ya tan reiterativo, que hemos aprendido a torcer la cultura entera para satisfacer a lo más bajo de la escalera del entretenimiento y, aún así, hacer el elogio con interpretaciones todavía más torcidas.

Pero veamos los veinte de la "generación perdida", la de Hemingway, Dos Passos, Fitzgerald, E. E. Cummings, y Nathanael West, Thomas Wolfe, Hart Cra-ne. ¿Cuál era la tierra que perdieron? De acuerdo a quien los nombró, ese baldío era el de los valores después de la Primera Guerra Mundial, los de la Prohibición, el jazz, los martinis fermentados en la tina de baño, lasflappers...

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