Ven a gays en riesgo

Guadalajara.- Sesiones de terapia tres veces a la semana, rezar todos los días, gritos, llanto, miedo, confusión y culpa de estar "enfermo", de ser homosexual.

Eso vivió Juan Francisco Padilla durante tres años cuando su familia lo obligó a ir a retiros y terapias para que dejara de ser gay. Empezó a asistir a los 17 años y desde entonces, aseguró, sufre ansiedad crónica y toma antidepresivos a diario.

En la Metrópoli existen terapias de conversión, de reorientación sexual o también llamadas Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG).

Estos espacios, organizados principalmente por grupos religiosos, ofrecen una "solución" a las preferencias sexuales; algunos defienden la idea de vivir en castidad, y otros se enfocan en eliminar los deseos homosexuales.

Según expertos y colectivos, esas prácticas son peligrosas, pues algunos asistentes son obligados por sus padres, viven con culpa y pueden sufrir de ansiedad, depresión y algunos hasta se suicidan.

"Son dañinas en la autoestima de las personas, sobre todo en chicos adolescentes que se someten a una serie de bombardeos en donde les dicen que eso que ellos sienten, ese despertar sexual y afectivo, no es correcto", explicó Luis Guzmán, del colectivo Cohesión de Diversidades para la Sustentabilidad (Codise).

En 1990, la OMS eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales, y en 1997, la Asociación Americana de Psicología se opuso a dichas terapias y aclaró que los pacientes tienen derecho a un entorno profesional sin prejuicios.

Apenas el 31 de mayo fueron prohibidas en Colorado, sumando 18 Estados...

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