¿Hay una "verdad" sobre la Conquista en la escena musical? (II)

AutorSamuel Maynez Champion

Ahora bien, dado que la fuente para las tergiversaciones operísticas recién comentadas fue la obra de fray Bartolomé de Las Casas, conviene que nos detengamos en las motivaciones que tuvo para escribirla. En el prólogo a su Historia de Las Indias declara que los historiadores deben ser "varones escogidos, doctos, filósofos, espirituales y dedicados al culto divino", dándonos luces para captar las contradicciones que se esparcen en las historias "verdaderas". Yace ahí uno de los problemas más acuciantes de la historiografía relacionada con las crónicas de Indias. Si el prerrequisito para que alguien se sienta autorizado a versar sobre el acontecer humano es que sea un cultor de las leyes "divinas", entonces ya no queda espacio para el diálogo. Si la verdad histórica se cimenta primordial mente en la "santidad" y la probidad ética de quien la escribe y no en el testimonio ocular y auditivo de lo narrado, entonces la dilucidación de la historia fáctica ha de remitirse al terreno de lo milagroso. Podemos así entender el eterno monólogo que se entabla entre los mundos: el de los que imponen sus dogmas -va aparejada la apropiación de la riqueza ajena- sobre aquel de quienes son privados de los suyos -junto a su tierra e identidad-. Imposible rebatir que ante las "verdades" teológicas cualquier debate es estéril por principio.

No podemos negar que para el clan que disemina el verbo "sagrado" no existe opugnación en que sus emisores se digan émulos de Cristo, y que sus actos repudien los preceptos del cristianismo. Tampoco la hay en adjudicarle a Dios la elección de reyes y papas, aunque sean asesinos y vicarios del fraude... Más un largo etcétera que es mejor soslayar para quedarnos con los retazos de verdades que la historia nos ofrece. Conviene, en este punto, que hagamos un repaso sumario de las fuentes primarias sobre "nuestra" Conquista:

Retomando el caso de Las Casas, hay que explicar que sus diatribas surgieron, en gran medida, para decir su "verdad" sobre lo sucedido en Indias. Entre los que consideró enemigos de ella estuvieron los cronistas oficiales, como Fernández de Oviedo y Ginés de Sepúlveda, que sólo consignaban, según él, lo que la Corona quería escuchar. Para lograr el efecto esperado no dudó en ponderar a los indios contrastando su mansedumbre con los tratos inhumanos que les infligían sus verdugos hispanos. En contraparte, Ginés de Sepúlveda aseveró que: "Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo...

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