Verdad y justicia

AutorGraciela Rodríguez Manzo

La medida fue aprobada pretextando el cumplimiento de la ley y aduciendo austeridad republicana, debido a los elevados costos que conlleva preservar la papelería electoral en bodegas rentadas con ese propósito que son resguardadas por personal de las Fuerzas Armadas. Al determinarlo de esa forma el Consejo General del IFE fue consciente de los intentos que diversas personas han hecho para tener acceso a las boletas de 2006, tanto en instancias nacionales como internacionales, sin que hasta ahora uno solo haya prosperado.

Seguramente habrá quien se pregunte el porqué de la insistencia por evitar la destrucción de esas boletas y de la pretensión de acceder a ellas. Nuevas elecciones se han llevado a cabo y según las autoridades electorales "México ha vivido una jornada ejemplar durante el 2012". ¿Cuál sería entonces el sentido de preservar la papelería electoral de 2006? Sin embargo, frente a esta postura cabe una pregunta del todo necesaria e inquietante: ¿por qué a casi nadie le interesa?

Se vive muy a gusto con la ilusión de que se nos gobierna bajo un régimen democrático, en el cual las instituciones funcionan adecuadamente velando por el respeto y garantía de nuestros derechos. Con esa ilusión la gente puede dedicar su tiempo a hacer realidad sus intereses personales, desentendida de lo que le rodea. Desde esta visión idílica creemos que cada cierto tiempo podemos acudir a las urnas, votar entre alternativas realmente diferentes, traer a cuentas a nuestros gobiernos, cambiarlos si no nos cumplieron, decidir lo que queremos como sociedad, incluso participar activamente, y todo ello dentro de una competencia equitativa en la que los votos se respetan y gana la persona que más votos recibe.

Un candado necesario para perpetuar esta ilusión lo constituye el hecho de que las boletas electorales nunca puedan consultarse y, llegado el tiempo, se les pueda destruir. Las autoridades de todo tipo insisten en que no es necesario tener acceso a ellas porque basta y sobra con las actas electorales, que reflejan con toda fidelidad lo acontecido en los días de elecciones. Si se desnuda esta visión, lo que queda es un acto de fe como base del funcionamiento del sistema electoral: Creemos que las cosas caminan bien porque las autoridades así nos lo aseguran.

¿Cuál sería entonces el sentido de preservar la papelería electoral de 2006? Verdad y justicia. Por supuesto detrás de este par de palabras se encuentran realidades terribles y luchas heroicas. Sin...

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