El Verdi de Minería

AutorRaúl Díaz

Integrada por algunos de los mejores músicos que forman parte de los otros conjuntos sinfofilarmónicos del D.F. y unos pocos de las del interior como la de Xalapa, Veracruz; la de Minería se vuelve así en una buena aunque efímera posibilidad de remanso musical durante ocho semanas al año, como viene ocurriendo desde hace 35.

Su temporada actual, que se prolongará hasta el primero de septiembre, se inició la semana recién pasada con una Gala Ver-di, para aunarse así a la celebración mundial por los 200 años del nacimiento de este imprescindible compositor.

Con el Coro del Teatro de Bellas Artes (vulgo, Coro de la Ópera) como invitado, y la participación solista de la buena soprano rusa María Gavrilova, la Gala fue, sin embargo y deleitosamente para los escuchas, algo diferente a lo manido en conciertos de este tipo.

Si bien es cierto que se inició con la obertura de La fuerza del destino y el obligado encoré fue el infaltable "Va pensiero", el cuerpo del concierto resultó totalmente distinto y, para muchos, una total sorpresa porque no conocían algunas composiciones. Como primera providencia se incluyeron tres aves ma-rías y otras tantas piezas dedicadas también a la virgen María aunque no tituladas "Ave".

Con excepción de la mencionada obertura y la de Na-bucco, todo lo demás fue música religiosa. Aunque no popular ni lo más conocido y gustado de Verdi como serían, por ejemplo, Traviata, Rigoleto o Aída, este programa de Minería nos permitió, justamente por lo dicho anteriormente, conocer y disfrutar a un Verdi diferente pero igualmente magistral. Un compositor que sabía perfectamente cómo abordar la música religiosa y elevarla a grandes alturas tanto en lo...

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