Viaje a la entraña del teatro de ópera (I)

AutorSamuel Máynez Champion

Pero, ¿por qué tendría que suscitar interés esta noticia y por qué aludimos al mito para referirnos a él? Por la sencilla razón de que hablamos del primer teatro público del planeta. En su palco escénico arrancó, en 1637, el concepto empresarial que daría origen a la comercialización de los espectáculos para todas las clases sociales.

Para saber más de este relevante asunto -que glosa naturalmente sobre la evolución del recinto teatral-, esta columna conversó con uno de los miembros del comité que preside esta formidable iniciativa. La insospechada valía de la charla sería motivo suficiente para recrear, dialógicamente, un recorrido que atraviesa los siglos...(1)

-A Venezia tuttisono attori -sostiene Francesco Fanna(2)-. Todos encarnamos un rol y ese rol varía según las circunstancias. La clave para entender a los venecianos es el ritmo; el ritmo de la laguna, el ritmo del agua, de las mareas, de las olas... Y ese ritmo es como la respiración. Con L'Aqua alta la ciudad inhala; con L 'Aqua bassa exhala y todos nos distendemos. No nos adecuamos a los ritmos de las ruedas. Eso es para otros sitios, sitios con vehículos. El nuestro es el ritmo del mar Adriático. En Venecia el ritmo fluye con sus mareas y esa marea cambia cada seis horas.(3)

Con la holgura de sus creencias, Fanna interpela:

¿Cómoconciben un puente...? ¿Losconsideran como obstáculos, o como un conjunto de escalones que los traslada de un lugar a otro? Para los venecianos no son obstáculos. Para nosotros son transiciones. Los cruzamos con gravedad. Son bisagras que unen dos entidades teatrales, como los cambios de escenografía. A través de ellos pasamos de una realidad a otra...

Se explaya:

¿Qué es un cuadro trompe Ibeil? ¿No es una técnica en la que lo pintado no ha de parecer pintura? Pero, ¿qué pasa si observamos un cuadro trompe l'oeil reflejado en un espejo?, ¿se convierte en una realidad que se desdobla?

Continúa exaltado:

Pongamos que los rayos solares se reflejan sobre un canal para luego refractarse hasta los prismas de un candil a través de un ventanal con vidrios emplomados y de ahí a una jarra de plata. ¿Dónde quedó la verdadera luz solar?, ¿cuál de esas refracciones lumínicas es la que percibimos?, ¿la que ya no vemos o la que nos deslumbra con sus sobre posiciones?, ¿qué es cierto?, ¿qué es falso? La respuesta no es simple, ya que la verdad siempre muda de ropajes. Yo cambio, ustedes también lo hacen. Ese es el efecto que ejerce Venecia sobre quienes la...

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